La discapacidad de muchas figuras históricas –reconocidas y no
tanto– es un aspecto que pocas veces se destaca.
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La artista Frida Kahlo, el compositor Ludwig van Beethoven, el presidente de
EE.UU. Franklin D. Roosevelt, el almirante Horatio Nelson, el cantante Ian Dury
y la actriz Sarah Bernhardt. |
En un museo de Venecia hay cuatro notables caballos de cobre.
A miles de kilómetros, en la magnífica y antigua iglesia de Santa Sofía en
Estambul hay una placa con el nombre de Henricus Dandolo, que marca la tumba del
hombre que robó esos caballos en 1204, más conocido como Enrico Dandolo.
Dogo (máximo magistrado y dirigente) de la República de Venecia desde 1192,
Dandolo lideró la Cuarta Cruzada –una expedición que pretendía conquistar el
Egipto musulmán– hacia Constantinopla.
Su ejército golpeó el corazón del Imperio Bizantino.
Dandolo fue un líder dinámico que reformó el sistema monetario veneciano y
una figura inspiradora en el campo de batalla.
Cuando la armada cruzada flaqueaba bajo una fulminante lluvia de flechas
bizantinas, él fue el líder que los condujo a la victoria.
Y aquella fue la primera fuerza militar extranjera que vulneró las murallas
de Constantinopla.
Los Caballos de San Marcos de Venecia provienen de la capital
bizantina.
Dandolo murió después de una expedición a Bulgaria al año siguiente.
Para sus seguidores fue valiente, enérgico y vigoroso. Para sus enemigos,
ambicioso, inescrupuloso y astuto.
Pero hay dos aspectos de su vida que pueden sorprender al lector.
Dandolo realizó todo lo narrado anteriormente con 90 años. Y era ciego desde
hacía más de dos décadas.
Ciegos, sordos, mancos, epilépticos, leprosos
Como cuenta el profesor Thomas Madden, autor de su biografía, Dandolo se
quedó ciego a causa de un severo golpe en la cabeza que le provocó daño cerebral
cuando era sexagenario.
Pero no fue el único guerrero discapacitado de la Edad Media. El rey Juan de
Bohemia murió cabalgando en plena batalla de Crecy contra los ingleses, y
llevaba ciego diez años.
Y Balduino IV, rey de Jerusalén, fue capaz de vencer a las tropas de Saladino
en la batalla de Montgisard en 1177 a pesar de estar seriamente debilitado por
la lepra.
Almirante Horatio Lord Nelson, 1758-1805
clic Nelson ingresó en la
marina británica con 12 años y fue capitán con 20. Perdió la vista de su ojo
derecho durante el asedio de Calvi, en Córcega, en 1794 y su brazo derecho en la
batalla de Santa Cruz de Tenerife tres años después.
Durante la batalla de Copenhage en 1801, ignoró las órdenes que llamaban a
deneter la acción con un gesto que pasó a la posteridad. Se dice que Nelson puso
su telescopio en su ojo ciego y declaró que no veía la señal de retirada que
hacía su superior.
El liderazgo de Nelson fue clave en las guerras napoleónicas que enfrentaron
a británicos y franceses. Pero en 1805 murió a manos de un francotirador en la
batalla de Trafalgar. Su cuerpo fue preservado en brandy durante el viaje en
barco que lo devolvió a Inglaterra para recibir un funeral de
estado.
Sin embargo, Dandolo pertenece a la larga lista de figuras históricas cuya
discapacidad fue, en un sentido, ignorada.
Muchos conocerán la sordera de Beethoven, o habrán oído hablar de las
convulsiones de Julio César – posiblemente debidas a la epilepsia.
La locura del rey Jorge III quedó grabada en la posteridad gracias a una obra
de teatro y a una película.
Juana la Loca de Castilla fue una figura clave en la lucha por el control de
la España del siglo XVI.
Y el almirante Lord Nelson, que al perder su brazo derecho escribió: "un
almirante zurdo no volverá a ser considerado útil, por lo tanto cuanto antes
encuentre una humilde morada para retirarme, mejor, y así dejar espacio para que
un mejor hombre pueda servir al estado".
Sin embargo, la gente no suele pensar en Nelson, o en los nombres mencionados
más arriba como discapacitados.
Muy pocos niños aprenden sobre la gran cantidad de personajes históricos con
discapacidad.
"Son ignorados por dos razones" explica el sociólogo Tom Shakespeare, autor
del libro Disability right and wrongs (Discapacidad, aciertos y
errores), "o son realmente desconocidos, o no lo son para nada, pero nadie los
considera discapacitados".
La silla de Roosevelt
El concepto de discapacidad asociada a la identidad es comparativamente
reciente, dice Shakespeare, que escribe un blog sobre figuras discapacitadas de
la historia.
"El uso de la palabra 'discapacitado' para describir todo el espectro es algo
del siglo XX".
"La discapacidad está muy asociada a desechos. Cuando aparece alguien como
Dandolo se le otorga una especie de estatus honorario de no discapacitado".
"Si han tenido éxito, no pueden ser discapacitados. Ese aspecto de su
identidad no es priorizado".
Y por supuesto, siempre hubo incentivos para que los discapacitados
disimularan o escondieran su condición.
Así ocurrió con Dandolo.
"Circulaban historias sobre cómo ocultaba su ceguera. Ponía un pelo en su
sopa y se quejaba en voz alta", cuenta su biógrafo.
Sus esfuerzos anticiparon los que realizó el presidente estadounidense
Franklin Roosevelt más de siete siglos después.
Paralizado de la cintura para abajo por más de una década antes de
convertirse en mandatario, Roosevelt también se empeñó en ocultar su
discapacidad.
Franklin Delano Roosevelt fue presidente de Estados Unidos
entre 1933 y 1945.
Hay un montón de imágenes de Rooselvelt de pie como presidente, pero en cada
una de ellas se está apoyando cuidadosamente en algún soporte.
Roosevelt supuso que su discapacidad mermaría sus perspectivas
electorales.
Sus apariciones en mítines, discursos públicos y ante la prensa eran
prolijamente coreografiados para que no se viera su silla de ruedas.
"No hay caricaturas de él como discapacitado. No hay imágenes de archivo, lo
cual es bastante extraordinario", dice Shakespeare.
Importancia simbólica
Sarah Bernhardt, 1844-1923
La actriz Sarah Bernhardt estaba de gira por Sudamérica cuando se lesionó la
rodilla derecha al saltar de un parapeto en la última escena de La Tosca en
1905.
Diez años después, tuvieron que amputarle la pierna gangrenada. Sin
desanimarse, insistió en visitar a los soldados en el frente durante la Primera
Guerra Mundial, transportada en una silla.
En 1916 inició una gira de 18 meses por Estados Unidos y luego se embarcó en
otro recorrido por los escenarios europeos, interpretando papeles que le
permitían estar sentada. Murió en París en 1923.
En el caso de Dandolo, es común que incluso los modernos estudiantes olviden
su discapacidad.
"Nunca pienso en él como discapacitado", admite el profesor Madden.
Dandolo está retratado en las ilustraciones de la magnífica Sala del Consejo
Mayor en Venecia, pero en las pinturas no se evidencia su ceguera.
"Se muestra a un hombre muy vigoroso mirando objetos y haciendo cosas", dice
Madden.
De acuerdo con la mentalidad moderna, semejante éxito de una persona ciega
daría pie a expresiones de optimismo sobre el potencial de todas las personas
con discapacidad.
Pero las cosas eran diferentes en el medioevo.
Hay una gran ironía en la vida de Dandolo: el Imperio Bizantino dejaba ciegos
a los emperadores depuestos para evitar que volvieran al poder, y sin embargo,
fue derrocado por un enemigo invidente.
Sin embargo, también hay que decir que la historia no se escribe sólo con las
peripecias de los grandes hombres.
Muchos discapacitados reparan en la importancia histórica de la vida de la
gente común y de los avances sociales y legales.
Pero según Shakespeare, resaltar las figuras discapacitadas de la historia
tiene un propósito simbólico.
"Es muy importante nombrar a las personas porque tenemos una visión muy
negativa (de las personas con discapacidad)".
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