Esperan que continúe creciendo el proyecto que ha sido ejemplo internacional
Al describir la estructura del programa, el biólogo afirmo que cuenta con dos módulos: El sistema de administración ambiental, que se encarga de todo lo relacionado con los energéticos que se utilizan en el hotel, manejo de residuos solidos, residuos peligrosos, gasolina, agua, energía eléctrica, gases refrigerantes, concientización, política, compras verdes, sustentabilidad, capacitación.
En tanto que el otro módulo es una estrategia de cambio climático y herramienta de responsabilidad social, que equivale a alrededor de 160 estándares.
Abundó que el papel principal de este programa es evaluar y cuantificar la cantidad de gases de efecto invernadero en la operación anual del hotel, se le hace llegar su huella ambiental, en la que se informa al centro de hospedaje, la cantidad de toneladas de bióxido de carbono equivalentes que genera. De ahí se tiene que hacer un plan de acción para reducir el impacto del hotel en el ecosistema y finalmente se realiza la compensación, la cual consiste en la compra de bonos de carbono.
“Estos bonos de carbono son básicamente lugares que cuentan con reservas de árboles como: Ejidos o zonas rurales, los que se certifican a través de bases científicas y determinan cuánto bióxido de carbono puede absorber la vegetación, entonces, cada bono de carbono equivale a un árbol. Este árbol va a estar de pie durante 25 años y aproximadamente va a absorber una tonelada de bióxido de carbono en todo ese tiempo”, dijo.
Este programa, dijo, trata de promover la compra de los bonos de carbono, en las comunidades mexicanas, ya que también hay acuerdos con comunidades en el extranjero como: El amazonas, Fiji, Tailandia y Sri Lanka, que a fin de cuentas, el dinero que se obtiene para comprar los bonos de carbono, llega a manos de las comunidades indígenas con quienes se firmo el convenio.
“Y a continuación se le informa al hotel cuántos bonos de carbono deberían de comprar, y a la vez hacerle saber zonas en dónde comprarlos. El dinero que se obtiene de parte del hotel, va a la comunidad ejidal o zona rural, en la que se eligió hacer la compra de los bonos de carbono, para que dicha comunidad siga conservándose”, aseguró.
Las comunidades o zonas rurales en México, que están certificadas para la compra de bonos de carbono, son las siguientes: Sierra Gorda, Querétaro, Chiapas y Oaxaca, además de que hay un lugar en Felipe Carrillo Puerto que está en proceso de certificación, en los restos de Yun-Che y específicamente el lugar que quieren certificar se llama Mush-Kanan-Kash.
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