sábado, 23 de febrero de 2013

Favoritas de Azul Vital para el Oscar 2013


Premios Oscar 2013

 
Atendiendo una gentil invitación de Azul Vital me tomo la libertad de escribir una sucinta nota alrededor del tema del cine y la venidera gala de los Premios Oscar 2013 el próximo domingo.

Por años he mantenido una extraña relación odio-amor con este evento. Sin embargo, invariablemente mi pasión por el cine, la posibilidad de hacer contacto con sus creadores, la majestuosidad del evento y la ocasional sorpresa reivindicadora terminan imponiéndose sobre los lugares comunes, los chistes filtrados, teledirigidos y el peso asfixiante que los poderosos de Hollywood ejercen sobre el evento.
 




El plato fuerte de este evento es la categoría Mejor Película y en este caso tengo una posición clara: considero que sin duda alguna el mejor proyecto del año corresponde a “Beasts of the Southern Wild”, un film extremadamente original de Benh Zeitlin que con limitado presupuesto logra encantarnos con una mágica historia anclada en la cruda realidad de Katrina, vista desde la fascinante perspectiva de una niña valiente y sonadora, parte de una aislada comunidad Bayou en las adyacencias de Nueva Orleans. Aparte de un reparto inmejorable y libre de estrellas, la estética documental del film, haciendo contrapeso directo a los elementos mágicos de la historia, crean una combinación deliciosa que te sumerge en ese mundo fantástico de “Hushpuppy” (esa niña capaz de percibir una tragedia como la de Katrina en positivo) y al mismo tiempo te permite conectar emocionalmente con una comunidad fascinante, llena de vibrante color y personajes extremadamente pintorescos. Un detalle digno de resaltar es ese mítico personaje de la madre de “Hushpuppy”. Tenía tiempo que no veía un erotismo tan original, eso de encender las hornillas y poner a hervir el agua con su pura presencia en la cocina es inmejorable y ni hablar de su breve, sangrienta y sensual aparición en la película ¡Qué maravilla es el sur de los Estados Unidos! Además,  desde una óptica verde, pone sobre la mesa el tema del calentamiento global, no sólo por el huracán, sino por esos cubos de hielo que se despegan de un iceberg en el polo norte y transportan a las míticas bestias de la historia hasta Nueva Orleans. Sin embargo, mi alter ego racional, pragmático, me grita que lo más probable es que el galardón de Mejor Película se lo va a llevar “Life of Pi”, un proyecto de Ang Lee que también tiene muchos méritos – a pesar de contar con infinitos recursos y estar basado en una novela en lugar de un guión original – visualmente espectacular, original, con excelentes personajes, muy bien llevada y con una temática hermosa que termina siendo una suerte de consomé de pollo para el alma.

Saltando a otra categoría quisiera llamarles la atención sobre un renglón que por lo general pasa inadvertido y es precisamente el formato que sirve de piedra angular a la experimentación, a que el cine como género continúe fluyendo, evolucionando: Mejor Cortometraje. La razón fundamental de lo anterior es la libertad que te ofrece el formato corto. Libertad financiera, por requerir presupuestos órdenes de magnitud inferior y libertad expresiva porque la corta duración te ofrece la posibilidad de experimentar narrativamente, o de qué manera se utiliza el lenguaje del cine (un espectador puede ver cualquier cosa por diez minutos o menos). Este renglón en realidad consiste en tres menciones diferentes: Mejor Cortometraje Animado, Mejor Cortometraje “En Vivo” y Mejor Cortometraje Documental. Este año quisiera hacer referencia en particular a los cortos animados. En general, son todos tan buenos que si fuera posible, les daría el Oscar a los cinco. Como eso no parece factible, mi favorito en este caso es “Head over Heels”, un proyecto Inglés delicioso que utiliza figuras de plastilina y “stop motion” para animar una hermosa historia de amor. En particular me gusta mucho porque se trata de esas historias de amor que caen en la incomunicación y el desamor después que décadas de matrimonio y rutina hacen sus estragos. El simple recurso de colocar al esposo de manera invertida, caminando por el techo mientras que su mujer sigue con los pies en tierra (ambos habitando la misma casa) termina siendo elocuente y divertidísimo. Además, el diseño de producción es impecable, lleno de detalles exquisitos. Nuevamente, mi alter ego me obliga a reconocer que es posible que el corto “Paperman”, apoyado por Disney todopoderoso pueda terminar llevándose la estatuilla. Al lado de eso, también tengo que reconocer que se trata de un gran trabajo, con una fantástica estética de carboncillo, muy divertido e impecable final “Hollywood”.

Saltando a Mejor Actor, nuevamente me encuentro con una dicotomía, por un lado, el trabajo de Denzel Washington en su inmejorable personificación de un habilidoso piloto alcohólico y drogadicto que termina salvando a la inmensa mayoría de sus pasajeros durante una falla mecánica que obliga un aterrizaje forzoso. Es particularmente interesante en esta historia como probablemente el hecho de que estaba bajo los efectos del alcohol y la cocaína lo ayuda a mantener la calma y ejecutar la proeza que efectivamente hizo. Al mismo tiempo, esto resulta moralmente reprochable y termina siendo condenado por salvar a todos sus pasajeros. Por otra parte, la rendición que Daniel Day Lewis hace de Lincoln es digna de mi más profunda admiración, es tanto que a veces pareciera que Spielberg (y sus infinitos recursos) encontraron la manera de resucitarlo. Tengo la impresión de que, dada la temática histórica tan importante para los Estados Unidos, el hecho de que nunca antes se había tratado a Lincoln desde la ficción histórica y la rigurosidad con la cual fue realizada, lo más probable es que la estatuilla se la lleve Lewis.

 
 

Desviándolos nuevamente a una categoría inusual, vamos a revisar el renglón Mejor Documental. Aquí la insólita y encantadora historia de Sixto Rodríguez, retratada con maestría por Malik Bendjelloul en el documental “Searching for Sugar Man” muestra clara superioridad con relación a sus dignos contendores. En primer lugar la elección del sujeto del documental es excelente, no solo por la insólita y esperanzadora historia de Rodríguez, un obrero, poeta y cantante de las calles de Detroit que luego de ser descubierto y fracasar comercialmente en los Estados Unidos durante los ochenta, se convierte en un ícono de la música en Suráfrica; a tal punto, que termina siendo la inspiración musical del movimiento anti-apartheid. Un ser de luz, un ejemplo de dignidad, un ser humano maravilloso; en clara oposición al usual psicópata criminal que atrapa la atención morbosa del espectador. Además, una fotografía que refleja de manera impecable esa figura un tanto espectral, misteriosa, de este personaje profundamente introvertido y humilde alrededor del cual circulaban tantas leyendas urbanas. Aparte de eso, la edición y banda sonora (basada exclusivamente en sus propios temas) complementa una pieza maestra, vivificante.


Para la categoría Mejor Actriz, el primer nombre que me viene a la mente es Quvenzhané Wallis, la talentosa niña que encarna a “Hushpuppy” en la película “Beasts of the Southern Wild”. Sin embargo, considerando el conservador criterio de la academia, mi alter ego racional y objetivo sugiere a Naomi Watts con su trabajo en “The Impossible”, una actriz fuera de serie con quien la academia mantiene una larga deuda.

 
 

Si quieren una apuesta segura en Mejores Efectos Visuales, apuesten fuertemente a “Prometheus”. Una película visualmente espectacular que a mi parecer pasó por debajo de la mesa en las nominaciones de este año, en particular en la categoría Mejor Guión. Es un proyecto muy personal de Ridley Scott que estoy convencido se convertirá también en un clásico de la ciencia ficción y que trata de forma muy inteligente la inherente tensión presente en la relación creador/creación (padre/hijo), apoyándose en el mito de Prometeo. Un elemento presente en diferentes niveles a lo largo de la película y que definitivamente invita a la reflexión; además de darnos a conocer finalmente (particularmente a los fanáticos de la buena ciencia ficción) los orígenes de ese inmortal “Alien”, ya parte integral del imaginario del planeta. Desde otra óptica, en esta pieza otra vez emerge el tema conservacionista, ¿Estaremos condenados a la autodestrucción? ¿Cómo es posible que estos humanoides evidentemente superiores, nuestros creadores, terminen también creando armas biológicas que garanticen nuestro exterminio? ¿Habrá esperanza para nosotros o es ese nuestro destino?


Seguiría con placer cubriendo más categorías y compartiendo más comentarios con ustedes pero la brevedad forzada del ciberespacio y los blogs me imponen una pausa. Hasta la próxima entrega y no dejen de ver este domingo el magnífico evento: octogésima quinta entrega de los premios Oscar.

Camilo Leon

Guionista / Director Independiente

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