domingo, 30 de junio de 2013

¿Qué pasa en el cerebro de niños con autismo?

Los niños autistas podrían tener una conectividad mayor de lo normal en ciertas áreas del cerebro, sugiere un pequeño estudio que indica que las imágenes del cerebro algún día podrían usarse para diagnosticar este trastorno del desarrollo.
 
Los hallazgos provienen de IRM del cerebro realizadas a 20 niños con trastornos del espectro autista y a 20 niños sin dichos trastornos. Los investigadores hallaron que los que tenían el trastorno mostraban una "hiperconectividad" en cinco redes cerebrales importantes.
Los resultados, publicados en la edición en línea del 26 de junio de la revista JAMA Psychiatry, sugieren que la "organización funcional" del cerebro es diferente en los niños con autismo y en los que no lo tienen.
"La manera en que las distintas áreas de esas redes cerebrales 'hablan' la una con la otra es bastante diferente en los niños con autismo, en comparación con los niños con un desarrollo normal", afirmó el investigador principal, Vinod Menon, profesor de psiquiatría y ciencias de la conducta en la Facultad de Medicina de la Universidad de Stanford, en California.
La llamada red de prominencia fue la que mostró una mayor hiperconectividad, que significa básicamente que una cantidad mayor de lo normal de áreas cerebrales se han activado al mismo tiempo. La red de prominencia ayuda al cerebro a decidir qué parte de nuestro entorno merece nuestra atención en un momento dado.
El equipo de Menon descubrió que cuanto mayor fuera la hiperconectividad en la red de prominencia de los niños autistas, más graves eran sus conductas "restrictivas" y repetitivas.
Ese tipo de conducta (como estar totalmente absorto en un solo interés o la necesidad de seguir rutinas diarias precisas) son algunos de los sellos distintivos del autismo.
No está claro si la hiperconectividad realmente provoca esas conductas repetitivas, pero es lo que "sugieren" los nuevos hallazgos, señaló Menon.
Otra posibilidad, añadió, es que la hiperconectividad tenga algo que ver con las habilidades excepcionales observadas en algunos niños a los que se ha diagnosticado autismo, como ser un genio de los números. No obstante, de momento se trata de una "pregunta abierta", indicó Menon.
Los trastornos del espectro autista, que afectan a alrededor de uno de cada 88 niños en Estados Unidos, son un grupo de trastornos del desarrollo que varían mucho en el grado de gravedad. Algunas personas tienen problemas leves a la hora de establecer relaciones sociales, pero cuentan con una inteligencia entre normal y por encima de lo normal; otras tienen dificultades profundas para relacionarse con los demás, hablan muy poco y podrían tener también alguna discapacidad intelectual.
Un experto que no participó en el estudio actual comentó que podría tratarse de un "punto de partida" en la elaboración de un modo objetivo para el diagnóstico de los trastornos del espectro autista, que actualmente se realiza mediante la observación del comportamiento de los niños. Esto a menudo retrasa el diagnóstico.
Pero todavía quedan muchas preguntas por responder, afirmó Daniel Smith, director principal de neurociencias de descubrimiento del grupo de defensoría Autism Speaks.
Una es si los mismos patrones de actividad cerebral se observan en los niños pequeños con trastornos del espectro autista, a la edad en que se desearía diagnosticarlos. Los niños de este estudio tenían entre 7 y 12 años de edad.
Los niños del espectro autista también tenían todos un "funcionamiento alto", con un CI y habilidades lingüísticas normales, pero con problemas al socializar y mantener conversaciones. Entonces, los estudios necesitan incluir a los niños con un autismo más severo, comentaron Smith y Menon.
Ahora mismo es difícil, indicó Menon. Los niños han de ser capaces de estar quietos y tumbados para las pruebas de IRM, lo que puede resultar imposible para niños con formas más graves de autismo. Menon espera que la tecnología, en continua mejora, ayudará en ese aspecto.
No se sabe qué es lo que provoca autismo, pero los expertos creen que la vulnerabilidad genética y alguna combinación de factores ambientales influyen.
La semana pasada, el mismo equipo de Stanford halló que los niños con un trastorno del espectro autista mostraron unas conexiones más débiles entre ciertas áreas cerebrales, como pueden ser las áreas que procesan la voz humana y las que participan en los sentimientos de "recompensa".
Especularon con que estos niños podrían obtener un placer menor a partir del sonido de la voz humana, y eso podría explicar algunas de sus dificultades con la comunicación.
"Pienso que resultará que hay una interacción entre la hiperconectividad y la hipoconectividad" en los cerebros de los niños con un trastorno del espectro autista, comentó Menon.
La esperanza, según él, es que estos hallazgos tempranos se vuelvan finalmente en "biomarcadores" confiables del autismo. Entonces los médicos podrían usar los escáneres cerebrales para mejorar el diagnóstico a una edad más temprana. Pero para eso hará falta más tiempo y más estudios.
Uno de los "siguientes pasos críticos" es estudiar a los niños pequeños, afirmó Menon. "Nuestros hallazgos ayudarán a que esos estudios se orienten". (Con información de Medline Plus)
 
Fuente: Su Medico

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