miércoles, 24 de julio de 2013
El peligroso medicamento que Brasil aún no prohíbe
Un nuevo estudio científico visto exclusivamente por la BBC
indica que el fármaco talidomida todavía está causando en Brasil defectos de
nacimiento. El fármaco se le ha recetado a personas que sufren de lepra para
aliviar algunos de sus síntomas. Algunas mujeres lo han tomado ignorantes de los
riesgos que conllevan cuando están embarazadas.
La primera vez que se comercializó la talidomida fue como un sedativo a
finales de los años 50. Se daba a las mujeres embarazadas para ayudarles a
superar las náuseas, pero dañaba a los bebés en el útero, restringiendo el
crecimiento de los brazos y piernas.
Unos 10.000 bebés talidomida nacieron en todo el mundo hasta que el fármaco
fue retirado a principio de los 60. En la mayoría de los países, los niños
talidomida se convirtieron en adultos, y ya no hubo más bebés talidomida.
Pero en Brasil el medicamento volvió a tener licencia en 1965 como un
tratamiento para las lesiones de la piel, una de las complicaciones de la
lepra.
Después de India, el país latinoamericano es el que tiene más prevalencia de
lepra en el mundo. Cada año se diagnostican más de 30.000 casos nuevos, y se
distribuyen millones de pastillas de talidomida.
Ahora investigadores aseguran que unos 100 niños brasileños tienen lesiones
exactas a las causadas por el fármaco.
"En Brasil está ocurriendo una tragedia... es un síndrome que es
completamente evitable", dice la doctora Lavinia Schuler-Faccini, profesora de
la Universidade Federal do Rio Grande do Sul.
Pero activistas, doctores y enfermos de lepra dicen que el medicamento es
vital. Creen que los beneficios contrarrestan los riesgos.
Schuler-Faccini y otros investigadores de esa universidad en Porto Alegre
revisaron la información de 17,5 millones de bebés nacidos entre 2005 y
2010.
"Miramos todos los niños con defectos en las extremidades y a aquellos con
defectos característicos de talidomida", explica Schuler-Faccini. "Comparamos la
distribución de las tabletas de talidomida con el número de defectos en las
extremidades y había una correlación directa".
"A mayor número de pastillas en cada estado, mayor número de defectos de
extremidades".
En el mismo período 2005-2010, unas 5,8 millones de pastillas de talidomida
se distribuyeron en Brasil.
"Tuvimos cerca de 100 casos en estos seis años, similares a los del síndrome
talidomida", comenta Fernanda Vianna, otra experta del equipo.
"No pudimos evaluar cada caso, no podemos decir que todos son del síndrome
talidomida, pero este tipo de defecto es muy raro".
La poca educación para la salud y la práctica extendida de compartir
medicamentos son, según Vianna, parte del problema.
Esto es lo que parece haberle pasado a Alan, a quien conocí en un pequeño
pueblo del centro de Brasil. Es tal el tabú sobre sus lesiones que su familia
pidió no ser identificada.
Él nació en 2005. No tiene brazos o piernas. Sus manos empiezan justo debajo
de sus hombros. Sus pies están cerca de sus caderas.
Alan ríe mucho y adora jugar videojuegos con sus hermanos. Rueda su cuerpo
para moverse por la casa, y cuando sale a pasear lo amarran a una silla de
ruedas.
Él está bien cuidado y tiene educación personalizada, pero cada semana debe
viajar dos horas en autobús al pueblo más cercano para la fisioterapia.
Su madre Gilvane tomó talidomida por accidente. Se lo medicaron a su esposo
por lepra y mezcló las pastillas con otras.
"Las tomé cuando me sentía mal. Ya había tomado otras como Paracetamol para
sentirme mejor sin saber que estaba embarazada. Su padre dice que el doctor no
le dijo que las mujeres no podían tomarlo. Dice que no le dijeron nada al
respecto".
El medicamento tiene regulaciones muy estrictas. Sólo se le puede recetar a
una mujer que esté tomando dos formas de anticonceptivo y que acepte hacerse
exámenes de embarazo con regularidad.
También hay advertencias claras en el empaque de la medicina, que además
tiene una foto de un niño afectado por talidomida.
Pero la lepra es una enfermedad de los pobres, en zonas donde la asistencia
sanitaria es irregular y la educación es inadecuada.
Y mucha gente en Brasil considera que la talidomida debe continuar.
"Hoy en día existe un mito sobre talidomida", dice Mariana Jankunas,
coordinadora de producción de FUNED, una fábrica estatal de fármacos.
"Creo que con información y publicidad sobre los beneficios que la talidomida
ofrece a los pacientes, se puede acabar con el mito, porque los beneficios pesan
más que los riesgos".
Los doctores que recetan el medicamento están de acuerdo.
"Es el mejor fármaco", señala Francisco Reis, de la Clínica de Lepra del
hospital Curupaiti cerca de Río de Janeiro.
Cuando le digo que muchas personas se sorprenderían de escuchar que todavía
se utiliza talidomida, él me responde que tengo "los fantasmas de los años 50.
Pero debes olvidarte de esos fantasmas".
Él nos presenta a una de sus pacientes, Tainah, quien nos muestra cómo la
medicina ha reducido las lesiones debilitantes de sus brazos.
"Yo sé que necesito la medicina", nos dice ella.
Tainah asegura que entiende que si no toma alguna pastilla anticonceptiva
podría quedar embarazada y dar a luz a un niño discapacitado.
Brasil es un país con enormes desigualdades donde el 20% de la población vive
debajo de la línea de la pobreza.
Casas abarrotadas de gente y sistemas sanitarios deficientes son algo común
tanto en zonas rurales como en los barrios marginales de las ciudades, donde la
lepra prospera.
Allí donde la enfermedad es más común, la talidomida continuará
prescribiéndose y permanecerá el riesgo de que nazcan bebés con terribles
lesiones.
Artur Custodio, de Morhan, el grupo nacional de campaña contra la lepra,
reconoce que la medicina es peligrosa, pero argumenta que son los accidentes de
tráfico los que causan más lesiones y discapacidades en Brasil.
"No hablamos de prohibir autos, decimos que debemos enseñarle a la gente a
cómo conducir con responsabilidad", señala. "Lo mismo pasa con la
talidomida".
Fuente: BBC MUNDO
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