sábado, 13 de julio de 2013
¿Realmente el chicle se queda en el estómago?
2006. George W. Bush todavía estaba en la Casa Blanca. Aún no
había Twitter. "Los piratas del Caribe 2" era la película más taquillera.
Imagínese que se tragó un pedazo de chicle en ese entonces: según la leyenda, su
cuerpo está apenas ahora terminando de digerirlo.
Cuando somos niños nos dicen que no debemos tragarnos la goma de mascar pues
nos tomará siete años digerirla.
Hasta entonces, nos hacen creer, estará en el estómago, sin ser afectada por
los procesos corporales usuales que descomponen y procesan los alimentos.
Es una afirmación que se enuncia con un tono de seguridad en los jardines
escolares de muchos países.
La goma de mascar consiste de una base de goma, endulzante, sabores,
conservantes y suavizadores.
Los azúcares y los ingredientes para dar sabor como aceites de menta se
descomponen fácilmente y son excretados rápidamente.
Lo mismo pasa con los suavizantes, como aceite vegetal o glicerina, los
cuales no presentan ningún problema para el sistema digestivo.
El ingrediente que puede aguantar tanto el ácido en el estómago como las
enzimas digestivas en los intestinos es la base de goma.
Tradicionalmente muchos fabricantes usaban la savia del árbol tropical
chiclero, Manilkara zapota, originario del sur de México,
Centro América y el Caribe.
Pero luego de que los soldados estadounidenses llevaran sus raciones de
chicle a otras partes del mundo durante la Segunda Guerra Mundial, su
popularidad se extendió de tal manera que los chicleros no daban abasto.
Hoy en día, la mayoría de la goma de mascar está hecha con otros polímeros
naturales o sintéticos.
Cada fabricante tiene su propia receta, que busca lograr el grado perfecto de
elasticidad.
A pesar de que la base de goma no se puede descomponer, eso no significa que
se quede en su barriga durante siete años.
Ni que se enreda en su corazón, como otros afirman.
Si es un pedazo pequeño, eventualmente encuentra su camino por el tracto
digestivo. Objetos raros como monedas viajan de un extremo a otro de nuestro
cuerpo, si miden menos de 2cm de diámetro.
El chicle tiene la ventaja además de ser suave.
La única manera en la que podría quedarse por siete años adentro de su cuerpo
es que se tratara de una vasta cantidad, e incluso en ese caso, síntomas como la
constipación harían que se probablemente fuera descubrierta.
Un estudio de 1998 reporta los alarmantes casos de tres niños que
desarrollaron obstrucciones como resultado del hábito (1).
Uno era un niño de cuatro años de edad que había sufrido de constipación
durante dos años. Le era tan difícil ir al baño que sus padres le empezaron a
ofrecer goma de mascar como un incentivo para que tratara.
Comía entre cinco y siete pedazos al día y siempre se los tragaba, en vez de
sacárselos de la boca.
Tras cuatro días de suplementos de fibra, aceites y enemas que no habían
surtido efecto, los doctores decidieron sedarlo y le sacaron una masa de la
consistencia de los dulces de caramelo de su recto, hecha principalmente de
chicle.
No pasaron siete años, pero le causaron serios problemas.
Adentro del segundo paciente, quien también tenía 4 años de edad, los
doctores encontraron una masa multicolor, que resultó ser de chicle. Los
doctores explicaron que la niña solía tragarse la goma de mascar rápido para que
le dieran más.
El tercer caso era una niña de apenas 18 meses. Los doctores encontraron
cuatro monedas pegadas con "una substancia como de cera pegajosa" en su
estómago.
Las familias de las dos niñas sabían que se estaban tragando los chicles y no
le daban importancia, según los autores del estudio.
Así que tragar regularmente grandes cantidades de chicle no es buena idea.
Pero si se ha comido ocasionalmente un pedazo, no hay evidencia de que le hará
daño. Y si se tragara un pedazo hoy, no se le quedará adentro hasta las
Olimpiadas de 2020.
1. http://www.pediatrics.aappublications.org/content/102/2/e22.full.html
Fuente: BBC MUNDO
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