domingo, 18 de agosto de 2013
Croacia, el país de las mil islas
Por Elena González
Bañada por las aguas del Adriático, el verde intenso de la vegetación, el color turquesa de sus calas solitarias, las ciudades medievales, la cordialidad de sus gentes... Todo esto es Croacia, la tierra de las mil islas. Un sitio perfecto para disfrutar tanto de su hermosa costa, como de su herencia cultural.
Su actual belleza se acredita con los siete patrimonios de la Humanidad que alberga, creados por el hombre y la naturaleza, desde la pintoresca ciudad de Trogir, el Palacio de Diocleciano en Split y el legendario Dubrovnik, hasta los fabulosos Lagos de Plitvice, sin olvidar la basílica de San Eufrasio en Porec y la meseta de Stari Grad en la isla de Hvar.
Coronando la región dálmata, al sur de la costa croata, se encuentra Dubrovnik, 'la perla del Adriático'. Su imponente muralla de piedra , abrazando el casco antiguo de la ciudad, permite remontarse siglos atrás, a la Edad Media con solo traspasarla.
Tanto es así que algunos de sus paisajes y su arquitectura medieval han servido para representar en la pantalla 'Desembarco del Rey', la capital de la conocida serie 'Juego de Tronos'.
No sólo en la ficción, son muchas las naves que recalan en el puerto de la ciudad. Gracias a sus formaciones rocosas, acantilados y las construcciones de leyenda, hacen de él un destino diferente a lo conocido y muy atractivo para los cruceristas.
Es el caso de los tres buques pertenecientes a la compañía Costa Cruceros. El Costa Classica y Costa Voyager, en la ruta Tierra Sagrada e Islas azules llegan a Dubrovnik, tras visitar diversos puertos de Italia, Grecia, Montenegro o la propia Croacia.
Es también la quinta escala del Costa Mágica en sus siete días de travesía por las islas griegas, que también ofrece un mini-cruceros de cuatro días a bordo del Costa Magica con salida desde Venecia y escalas en Bari, Corfú y Dubrovnik.
En el caso de Iberocruceros, el Grand Celebration es el buque encargado de surcar las aguas de las costas del Mediterráneo Oriental, llegando a Dubrovnik, para después visitar Split, Olimpia, Kotor, Corfú, Santorini o Estambul.
En el corazón de Dalmacia se encuentra Split, centro industrial y económico de la región. Con un clima mediterráneo y protegida por las montañas , es una ciudad que vive mirando al mar. Su puerto es un continuo ir y venir de ferrys que cubren las rutas entre el continente y las islas de Hvar, Brac o Korkula, así como de todo tipo de barcos.
La ciudad mantiene bien conservado su magnífico casco histórico, en el que se encuentra el Palacio de Diocleciano, quien lo mandó construir como villa de retiro y a la que se trasladó dejando el trono como emperador de Roma. El palacio, conservado en su mayor parte, es Patrimonio de la Humanidad y recibe miles de visitas a diario.
Un poco más al norte se encuentra la encantadora ciudad de Trogir, cuyo casco histórico es también Patrimonio de la Humanidad, repleta de callejuelas estrechas que te sumergen en otra época.
Cuando Diocleciano se retiro a su villa de Split, sus oficiales construyeron su residencia en las islas cercanas, sobre todos en Hvar, una preciosa isla plagada de estrechas y empinadas callejuelas de piedra, que trepan por la montaña a los pies de la fortaleza construida por los españoles.
Para los más aventureros, existe la posibilidad de alquilar una pequeña embarcación y ser el dueño por unas horas de uno de sus muchos islotes con playas de aguas cristalinas.
Es curioso encontrar sus plazas y paseos a orillas del mar sembradas de puestecillos con todo tipo de productos hechos a base de lavanda, producto típica de la isla, como los famosos saquitos perfumados con esta planta, uno de los 'souvenires' omnipresentes en toda Croacia.
Entre Hvar y Split se encuentra la isla de Brac, destino turístico en auge, sobre todo en la época veraniega, debido principalmente a sus playas y más concretamente a la famosa playa de Bol, con ambiente 'chill out' y fiesta al más puro estilo ibicenco.
¿Alguna vez has visto un órgano marino? Pues existe y está en Zadar, (antigua Zara), la región mas norteña de Dalmacia, donde el azul del mar, el verde de los árboles y el blanco de la roca forman un paisaje lleno de contrastes y armonía.
Una especie de escalera de piedra hueca con diferentes orificios permite que al subir la marea, las olas del mar lleguen a la orilla, haciendo que este curioso instrumento natural emita sonidos parecidos a los de un órgano.
Cercana a la capital croata del Zagreb, conectando el litoral dálmata con el interior del país, se encuentra Lika-Karlovac, Esta región alberga uno de los mayores tesoros paisajísticos y lugares cada vez mñas visitados del turismo croata : los lagos de Plitvice.
Ubicados en uno de los ocho parques nacionales con los que cuenta Croacia, este enclave natural emerge como un verdadero oasis de paz y tranquilidad. Torrentes de agua recorren las laderas y resbalando por los escalones naturales para descansar en enormes lagos de aguas turquesas que hacen difícil determinar donde acaba el agua y donde empiezan las montañas.
Una inmensa manta de aguas cristalinas que cubre la mayor parte de la superficie, surcada por puentes de madera que permiten al visitante 'caminar sobre el agua' y adentrase en el paisaje. Además, el parque ofrece diferentes rutas en las que se pueden combinar recorridos a pie, en tren o en barco, adaptándose a las necesidades del viajero.
Y llegamos a la Tierra Mágica, a Istria, un cuyo patrimonio nace del crisol de culturas istria, celta, romana pasando por la bizantina, eslava y veneciana , e incluso Austro-húngara.
La península más grande de Croacia, con su característica forma de corazón, emerge del Adriático para expresar el auténtico aire mediterráneo a través de sus puertos, callejuelas y costas, encontrando lugares como Rovinj, apodado la pequeña Venecia, la Basílica Eufrásica de Porec en incluso Dvigrad, la ciudad de los fantasmas.
Fuente: Europapress
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