viernes, 29 de noviembre de 2013
La letrina prehistórica más antigua está en Argentina
Un enorme "baño comunal" de la época de los primeros
dinosaurios fue desenterrado en el noroeste de Argentina.
Allí encontraron los científicos miles de excrementos fosilizados,
provenientes de grandes animales herbívoros similares a los rinocerontes.
El sitio, que tiene 240 millones de años, es el "baño público más antiguo del
mundo" y la primera evidencia de que los primitivos reptiles compartían terrenos
colectivos para hacer sus necesidades.
El estiércol hallado contiene información valiosa sobre cómo era la dieta
prehistórica, las enfermedades que padecían los animales y la vegetación que los
rodeaba, dice el estudio que publica su hallazgo en la revista Scientific
Reports.
Elefantes, antílopes y caballos son algunos de los animales modernos que
defecan espacios sociales para marcar territorio y para evitar la propagación de
parásitos.
Pero sus mayores esfuerzos se quedan pequeños en comparación con la enormidad
de esta letrina, que bate el récord anterior de "baño más antiguo" por 220
millones de años.
Ubicadas en siete enormes parcelas en la formación Chañares, en la provincia
de La Rioja, se encontraron heces fosilizadas de hasta 40cm y varios kilos de
peso.
Algunos de los excrementos tenían forma de salchicha, otros de óvalos
perfectos, con colores que varían entre gris pálido y el violeta oscuro.
"No hay duda de quién es el culpable", dice Lucas Fiorelli, investigador del
centro regional de La Rioja del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas
y Técnicas (CRILAR-CONICET) y autor del estudio.
"Sólo una especie puede producir bultos tan grandes, y encontramos sus huesos
desperdigados por todos lados en el sitio".
El productor de los excrementos es el Dinodontosaurus, un megahervívoro de
semejante a los rinocerontes modernos.
Estos animales eran dicinodontes, reptiles relacionados con el origen de los
mamíferos que eran comunes en el período Triásico, cuando comenzaban a aparecer
los primeros dinosaurios.
El hecho de que compartieran letrinas sugiere que eran gregarios, animales de
manada, que tenían buenas razones para defecar estratégicamente, dice
Fiorelli.
"Primero, era importante evitar los parásitos, como dice el dicho 'donde se
come no se hace popó'".
"Pero también es una advertencia para predadores. Si dejas un montón enorme,
estás diciendo 'Ey, cuidado, somos una gran manada'".
Y en este caso, el predador era el formidable Luperosuchus, un gran carnívoro
similar a un cocodrilo de hasta 8m de largo.
Sin embargo, los terrenos de estiércol eran igual de intimidantes.
Según el registro de los investigadores, el sitio tenía una densidad de 94
cacas por metro cuadrado. Y los excrementos estaban esparcidos en parcelas de
900 metros cuadrados.
Los coprolitos (heces fosilizadas) prehistóricos no son una novedad, pero el
hallazgo de una cantidad acumulada tan antigua y sustancial como esta es
extremadamente inusual, y la razón es que los residuos metabólicos se degradan
fácilmente.
En este caso, explica Fiorelli, una capa de ceniza volcánica preservó a los
montones de estiércol, que hoy son como cápsulas del tiempo.
"Cuando se parten revelan fragmentos de plantas extinguidas, hongos y
parásitos intestinales", explicó E. Martín Hechenleitner, coautor del
estudio.
"Cada excremento es una foto de un ecosistema antiguo, de su vegetación y su
cadena alimentaria".
"Esta fue una época crucial en la historia de la evolución. Allí estaban los
primeros mamíferos, viviendo junto al abuelo de los dinosaurios".
"Con estos fósiles quizás podemos asomarnos en aquel medio ambiente
desaparecido que vio crecer a los dinosaurios", concluyó el paleontólogo.
Fuente: BBC MUNDO
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