Un estadounidense alto y delgado pasea por las calles de la
ciudad Ho Chi Minh aferrado a un álbum de fotografías. A su lado, el intérprete
Hung Phan, quien ha ayudado en los últimos 20 años a decenas de exsoldados
estadounidenses a localizar a sus hijos. Su cliente más reciente es Jerry
Quinn.
"Sé que vivíamos en el número 40", dice Quinn mientras observa la calle de la
casa que solía compartir con su novia vietnamita. Pero no hay ninguna vivienda
con ese número.
Una pequeña multitud se reúne. Un hombre mayor sale de su casa y explica que
cuando el Viet Cong entró a Saigón en 1975, no sólo cambió el nombre de la
ciudad a Ho Chi Minh, sino que también cambiaron todos los nombres de las
calles. Incluso los números.
Jerry Quinn es uno de los dos millones de soldados estadounidenses que fueron
enviados para apoyar al ejército de Vietnam del Sur en la guerra contra el
Norte. Durante ese conflicto, se cree que alrededor de 100.000 niños nacieron a
partir de sus relaciones con mujeres locales. Ahora esos soldados están
envejeciendo y algunos tienen sentimientos de culpa o simplemente curiosidad por
saber qué pasó con sus hijos.
"Sin embargo, algunos padres simplemente no quieren saber", asegura Brian
Hjort, quien junto a Hung Phan dirige la organización sin fines de lucro Fathers
Founded, que se encarga de juntar a los padres con sus hijos amerasiáticos, como
se les llama a los niños de madres asiáticas y padres que pertenecen a las
fuerzas armadas estadounidenses.
Jerry y su novia Brandy, antes de desapararse.
En la década de 1980, cuando Hjort era un simple mochilero danés que viajaba
por Vietnam, tuvo un encuentro con estos niños. "Estaban en la calle, mendigando
comida y ayuda", recuerda. "Los vietnamitas los trataban con crueldad, eran los
hijos del enemigo".
Algunos conocían los nombres de sus padres y tenían fotos de ellos. Como el
gobierno de EE.UU. mantiene un registro meticuloso de los soldados y veteranos,
Hjort pronto fue capaz de vincular a decenas de niños con sus padres. Pero en
varias ocasiones se horrorizó por la respuesta que recibió.
"¿Por qué me llamas? ¿Qué es lo que quieres? ¿Por qué estás hablando de
Vietnam? No quiero tener nada que ver con ese bastardo. Él no es mi hijo. Ella
no es mi hija. ¡Deja de llamarme!", le gritaban del otro lado del teléfono.
Con la ayuda de Facebook
Cronología de la Guerra de Vietnam
- 1954: Vietnam se divide en Vietnam del Norte y Vietnam del Sur en una
conferencia en Ginebra.
- 1957: Comienza la insurgencia comunista en el sur.
- 1962: El numero de asesores militares estadounidenses en Vietnam del Sur
asciende a 12.000.
- 1963: El presidente Ngo Dinh Diem es derrocado y asesinado en un golpe
militar respaldado por Estados Unidos.
- 1964: El Congreso de EE.UU. aprueba acción militar en la región.
- 1968: Comienza la ofensiva Tet -un asalto combinado del Viet Cong y el
ejército norvietnamita- contra posiciones del ejército estadounidense.
- 1970: Se inician conversaciones entre EE.UU. y Vietnam en París.
- 1973: Se firma acuerdo de cese de hostilidades en París, por el cual el
retiro de tropas estadounidenses se completaría en marzo.
- 1975: Las fuerzas norvietnamitas invaden Vietnam del Sur y asumen el control
de todo el país.
Pero Jerry Quinn es distinto: el misionero, que vive y trabaja en Taiwán,
está ansioso por encontrar a su hijo. Para él, el hecho de que lo enviaran a
trabajar de nuevo en Asia, era la manera en que Dios le daba la oportunidad de
enmendar su pasado. "Supongo que estoy aquí por la culpa", dice. "Y para tratar
de cumplir con mi deber como padre".
En 1973, Brandy -su novia vietnamita- estaba embarazada, por lo que ambos
intentaron conseguir los requisitos burocráticos para casarse. Al mismo tiempo,
el secretario de Estado de EE.UU. Henry Kissinger estaba negociando una "paz con
honor" con los líderes de Vietnam del Norte. El acuerdo final exigió que las
tropas estadounidenses salieran de inmediato y Jerry Quinn de un momento a otro
tuvo que montarse en un avión para regresar a EE.UU..
"Traté de mantener el contacto", asegura. "Le envié US$100 mensuales durante
un año. Nunca supe si los recibió". Brandy le envió tres fotografías que -40
años más tarde- muestra a las personas que conoce por las calles de Ho Chi Minh.
Hay tres imágenes: un retrato de Brandy, la hermosa y espigada vietnamita en sus
20 años; una foto de ella con su bebé y una foto de ella de pie junto a una
mujer de bata blanca.
En su tercer día en la ciudad, Jerry comienza a desesperarse. Él y Hung Phan
piden ayuda a la dueña de un restaurante, cerca de la casa donde Jerry y Brandy
vivieron juntos. La mujer se sienta en un taburete, pasa las páginas del álbum
de fotos y cuando llega a la imagen de Brandy y la mujer de bata blanca, se
detiene. "Ella era la partera de la zona. Ahora vive en EE.UU., pero no nos
olvida y a veces viene de visita. De hecho, ayer le vendimos un plato de fideos
a su hija". Jerry le ruega que contacte a la mujer, ella acepta.
Kim, la hija de la partera, llega al restaurante el día siguiente. Es una
elegante mujer madura, que se aloja junto a su marido -un médico californiano-
en un hotel del centro de Ho Chi Minh. Toma el álbum y con sus uñas
perfectamente arregladas señala a Brandy y grita: "¡La recuerdo! Éramos buenas
amigas y yo ayudé a traer a su bebé al mundo".
Kim identifica el nombre vietnamita de Brandy en la parte posterior de una de
las fotografías: Bui, pero no consigue hallar el nombre de su hijo. Cuando el
Viet Cong entró en la ciudad, explica, amenazaron con matar a todos los que
habían tenido alguna relación con el enemigo. "Mi madre hizo una gran hoguera y
quemó todo lo que pudiera asociarnos con EE.UU.". Todos los registros de los
nacimientos, cuidadosamente guardados, fueron destruidos.
Kim es la hija de la partera de la zona y ayudó a traer al
mundo al hijo de Jerry.
Conteniendo las lágrimas, Jerry le pregunta a Kim si puede tocar sus manos
"porque estas manos sostuvieron a mi bebé y es quizás lo más cerca que jamás
estaré de mi hijo". Allí la historia podría haber terminado, en ese pequeño
restaurante de Vietnan con gente mirando asombrada a dos estadounidenses que
lloran tomados de la mano.
Pero Jerry publica las fotos de Brandy y el bebé en Facebook y explica que
está buscando a un hombre de 40 años llamado Bui.
A más de 13.000 kilómetros de distancia, en Albuquerque, Nuevo México, un
hombre de 40 años llamado Gary Bui reconoce las imágenes.
"Quiero estar en tu vida"
Jerry vuela a Albuquerque. En el taxi que lo conduce a casa de Gary tiembla
de nervios, le acechan dudas de última hora. "¿Me aceptará?", se pregunta. "Ha
vivido 40 años esperando a un padre. ¿Va a dejarme acogerlo? Me dijo por
teléfono que se ha enseñado a sí mismo a no mostrar sus emociones".
El taxi se detiene en la casa y la familia ya se encuentra fuera, esperando a
Jerry. "Eres demasiado parecido, eres casi como yo", asegura mientras sale del
taxi y abraza a su hijo. Se aferran el uno al otro por una eternidad, golpeando
sus espaldas y llorando. De testigos están los dos nietos de Jerry recién
descubiertos.
Poco a poco, Gary comparte su historia. Brandy, al igual que tantas madres de
hijos de soldados estadounidenses, abandonó a su bebé y huyó por su vida, pues
las tropas del Viet Cong persiguieron a las mujeres y niños del enemigo. El bebé
fue confiado a unos amigos que lo sacaron de Saigón, para que se escondiera
hasta que la caza de brujas se calmara.
Jerry y su hijo, después de 40 años.
"Vivíamos en la selva, en chozas de barro", dice Gary. "Nunca había
suficiente para comer". Fue amenazado por otros niños, que llamaban a su madre
prostituta. Cuando tenía 4 años fue llevado a un orfanato y cuatro años después
viajó a Nueva York como parte de un programa impulsado por el gobierno de EE.UU.
para transportar a miles de niños amerasiáticos a Estados Unidos. Tras ser
criado por padres adoptivos, Gary mantiene copias de las mismas fotos que Brandy
había enviado a Jerry.
A Jerry le atormenta la culpa. "No sabía que eras huérfano", dice. "Siempre
supuse que estabas con tu madre. Tengo tanto que aprender".
La esposa y los hijos de Gary observan la escena con cautela. ¿Qué se le
puede decir a un repentino suegro y abuelo, desesperado por conocerlos y
quererlos?
"Sé que es tarde, pero quiero estar en sus vidas".
0 comments:
Publicar un comentario