sábado, 20 de septiembre de 2014
Lo que nunca debes hacer en una entrevista de trabajo
Aunque hay quien cuestiona el momento de ponerse frente al entrevistador como un episodio fundamental en el proceso de selección, lo cierto es que la búsqueda, el currículo y todo lo que haces mientras rastreas un empleo te conduce a este encuentro definitivo. En esos minutos de los que puede depender tu futuro laboral no debes cometer errores, ni en los pequeños ni en los grandes detalles.
El dilema es si la entrevista de trabajo sigue siendo hoy una herramienta eficaz para captar a los mejores profesionales, a los más idóneos para un puesto, teniendo en cuenta que en el mercado laboral que cambia casi cada día se aprecian más las habilidades personales que las técnicas. En todo caso, la mayor parte de las estrategias que desarrollas en la búsqueda tienen como objetivo ponerte frente al entrevistador. Y en esos minutos cruciales de los que dependen muchos años de tu vida laboral no puedes cometer ningún error. Estos son algunos de los fallos que jamás deberías permitirte:
* Descuidar previamente la entrevista telefónica. Mucha gente no es consciente, pero esa llamada previa es el primer paso para llegar a la entrevista personal. No la descuides. Debes ser conciso y asegurarte de que estás en un lugar en el que puedes hablar, desde donde tu interlocutor te va a escuchar perfectamente. Evita los monosílabos ya en esta primera conversación.
Ten en cuenta que los entrevistadores pueden descartar a algunos candidatos tras ese primer contacto de la entrevista telefónica.
* Llegar sin los deberes hechos. No haber buscado toda la información posible sobre la compañía y sobre el puesto es otro de los graves errores. Tampoco es positivo que demuestres una falta de interés acerca de quién o quiénes te van a entrevistar.
Nunca acudas a la cita con el entrevistador sin haberte informado previamente acerca de la persona con la que te vas a encontrar. Tampoco debes presentarte en una empresa sin haber recopilado información sobre la misma y las últimas noticias publicadas en prensa.
* Causar mala impresión por el aspecto, la vestimenta o los modales. No olvides que todos estos factores los controlas tú y que con esta información el entrevistador, consciente o inconscientemente, te descartará pensando que habrá otra persona a quien no le huela el aliento, que no lleve los zapatos sucios, o no vaya desaliñado.
Puede parecer de perogrullo, pero has de cuidar tu aliento: antes de la entrevista, lávate los dientes y utiliza un enjuague bucal; evita el ajo, la cebolla, el tabaco o el alcohol. No inundes la sala con estos olores, y no uses litros de colonia ni de loción aftershave.
Ten cuidado con la forma en la que das la mano al entrevistador. Ni se la tritures, ni la des flácida.
Si eres hombre, lleva ropa y zapatos limpios. En el caso de ser mujer, lleva vestimenta correcta y elegante, pero no trates de utilizar tus encantos femeninos; hacer uso excesivo de ellos te elimina. Incluso si a un entrevistador le parece interesante, piensa que quizá a ti no te interese ese entrevistador ni esa empresa.
Lleva ropa adecuada a cada entrevista. Esto no significa que debas ir vestido con traje o con traje de chaqueta. No es lo mismo una entrevista para un trabajo comercial o directivo que para uno de socorrista. El sentido común te ayudará en cada caso. El look debe ser aseado.
Seas hombre o mujer, no lleves las manos llenas de anillos ni pulseras excesivamente caras, llamativas, exóticas o de gusto dudoso. En el caso de los pendientes, que sean discretos: ni inmensas arañas colgantes ni aros olímpicos descomunales.
El móvil debe estar apagado y preferiblemente fuera de la mesa.
* Interrumpir al interlocutor. Espera el momento para intervenir, deja que el consultor formule las preguntas y tómate tu tiempo antes de contestar. Evita la precipitación. Recuerda que deberías haber preparado la entrevista y tener un cierto “guión y discurso” para resultar estructurado y coherente.
En el medio está la virtud. No conviene hablar poco, pero tampoco es bueno hablar demasiado. Una clave es saber escuchar e ir ofreciendo poco a poco datos de tu trayectoria profesional.
* Hacer demasiadas preguntas al comienzo. No cometas el error de olvidar la regla del 50-50: la mitad del tiempo habla el entrevistador; y la otra mitad, tú. Todavía habrá menos tiempo para ti si son dos los entrevistadores.
* Ser demasiado lacónico en las respuestas. Tus respuestas han de durar más de 20 segundos y menos de 2 minutos. No hace falta llevar un cronómetro para ser consciente de eso. Evita los monosílabos.
No divagues a la hora de responder a las preguntas de tu entrevistador. Debes haber preparado la entrevista y saber resumir los principales hitos de tu trayectoria de manera estructurada. No evites entrar en los detalles "comprometidos" de tu trayectoria; si has sido despedido de tu antigua empresa debes comentarlo y explicar las razones que llevaron a la finalización de tu contrato (no eres el primero, ni serás el último a quien le ha sucedido).
* Tomar apuntes en los primeros momentos. Eso suele impacientar al entrevistador.
* No conocer tu propio currículo. Estudia tu propia vida laboral. Si pones algo en el currículo y luego no eres capaz de respaldarlo en la entrevista habrás cometido un error garrafal. Busca ejemplos de situaciones que has vivido que puedan servirte para potenciar tus habilidades.
* Criticar a tu empresa o a tus jefes anteriores. Hablando mal de otros sólo consigues descalificarte a ti mismo. Es recomendable que resumas tu experiencia en términos positivos destacando los logros alcanzados. Si has tenido desacuerdo con un jefe en el pasado, explícalo de manera objetiva y evita entrar en calificaciones o descalificaciones.
* Cometer fallos que tienen que ver con el lenguaje no verbal. No mirar a los ojos a tu entrevistador. No asentir. Sentarse incorrectamente. No juegues con la alianza durante la entrevista ni te muevas continuamente en el asiento ni arrastres los pies: hace resonar la inquietud en el entrevistador y despiertas sus posibles debilidades.
* Mendigar o humillarse solicitando el puesto. Deja claro que te interesa y que respondes a él. Mantén el tipo y la gallardía, aunque te mueras por el puesto.
* Hablar de dinero en la primera cita. Preguntar por el sueldo es una cuestión perdedora sí o sí. A nadie le interesa contratar a un candidato motivado por el dinero. Además, llegado el momento de hablar de dinero, deja que sea tu interlocutor quien saque el tema. Lo mismo aplica a los beneficios adicionales que una compañía puede ofrecer a sus empleados; cuando proceda te los explicarán con detalle.
* Preguntar por el horario. Hazlo sólo si buscas que te descarten. Es infalible.
* La falta de puntualidad. No vale la pena llegar antes de tiempo y mucho menos llegar tarde a una entrevista de trabajo. Transmites la imagen de ser una persona poco formal. A partir de aquí te tocará remontar, porque empiezas la entrevista "en negativo". Si vas a llegar tarde por algún imprevisto puedes hacer una llamada para avisar a la persona que te espera de tu retraso.
* Mostrarse apático. Tienes una única oportunidad de generar una excelente impresión en tu interlocutor. Se positivo y entusiasta. Sonríe.
* Asumir compromisos para los que no estás preparado. Si la posición a la que aspiras implica un periodo de expatriación o asignación internacional y no tienes movilidad geográfica, debes decirlo. No pierdas el tiempo en un proceso de selección para una trabajo que no aceptarás y no lo hagas perder a los demás.
* Falsear u ocultar información sobre tu vida personal. Genera desconfianza en el consultor, y seguramente significará el final de tu participación en el proceso en cuestión. Un buen consultor sabrá detectar incoherencias en la vida profesional de un candidato. Adicionalmente el proceso de toma de referencias revelará cualquier omisión de información. No olvides que la confianza es la base de la empatía con un consultor de selección. Seguramente vuestra relación puede durar años y podrá influir en diferentes momentos de tu carrera profesional, así que es mejor basar dicha relación en la confianza.
Crear una imagen que no encaja con lo que realmente somos nos despista también con respecto a lo que queremos llegar a ser. Es mejor apostar por expresar en el currículo y durante la entrevista de trabajo quiénes somos, cuáles son nuestras cualidades más destacadas y a qué estamos dispuestos a renunciar para ponerlas en marcha –en función de nuestras circunstancias personales–, que tratar de ajustar agrandando o rebajando nuestra experiencia, formación, conocimientos y habilidades a los requisitos que creemos que se están buscando.
* Preguntar si eres el candidato idóneo para la posición. Transmites seguridad y confianza, pero a la vez arrogancia y escasa prudencia. En realidad, a partir de un determinado nivel son mucho más importantes los "cómos" que los "qués"; a pesar de que hayas desarrollado exactamente las mismas funciones, eso no es garantía de que encajes en una compañía. Interésate por la cultura de la organización y por sus valores, ahí encontrarás la clave para determinar si eres el candidato adecuado, y si la compañía es adecuada para ti.
Tampoco conviene que al finalizar la entrevista preguntes si lo has hecho bien.
* Acudir a la entrevista con familiares o amigos. Se trata de una reunión personal. Es lo que se conoce como padres helicóptero, que intervienen excesivamente en los procesos de selección de sus hijos, inquiriendo a los entrevistadores o pidiendo explicaciones a los empleadores son una influencia perjudicial para los candidatos. Las compañías ven en este tipo de "ayuda" innecesaria una falta de madurez o independencia de aquellos que buscan trabajo.
Fuente: Expansion
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