martes, 30 de junio de 2015
Cómo encontrar tu celular perdido o robado
En abril, Google lanzó una nueva aplicación que te permite encontrar tu celular perdido tan sólo tecleando "encuentra mi teléfono" en el buscador.
Lo único que necesitas es un navegador conectado a una cuenta Google vinculada al dispositivo.
Además de ubicar tu celular en un mapa, puedes pedirle a Google que suba tu volumen de llamada, para poder encontrarlo rápidamente si se te cayó detrás del sofá.
También puedes ir a la página de administrador de dispositivos de Google para bloquearlo o borrar los datos, en caso de que el celular caiga en las manos equivocadas.
Si se trata de un dispositivo Apple, puedes rastrealo fácilmente a través de iCloud (iCloud.com).
Con la función "Find mi iPhone" (encuentra mi iPhone) podrás comprobar todos los aparatos vinculados a tu cuenta.
Sin embargo, la aplicación de Apple sólo funcionará si ya te registrarste en iCloud a través de tu celular.
Todas estas soluciones requieren que tu teléfono esté encendido y conectado a Internet.
De manera que, si estabas fuera de tu casa cuando perdiste el celular y tu batería se agotó, ninguna de estás opciones te resultarán prácticas.
"Lookout" es una aplicación que puede ayudarte a encontrar tu celular Android incluso si te quedaste sin batería.
Utiliza una función llamada "Signal Flare" (señal de bengala).
La aplicación registra la ubicación de la última vez que el dispositivo estuvo conectado a Internet.
De esta forma, obtendrás una localización aproximada de tu celular.
Si te preocupa que te lo roben, puedes activar una función específica que te permite tomar una foto de cualquier persona que esté manipulando tu celular de forma sospechosa.
Una vez la foto esté tomada, recibirás un email, junto con la localización de tu teléfono, para que puedas entregar esos datos a la policía.
Si te robaron la cámara, también hay una forma de rastrearla a través de metadatos ocultos en las fotografías digitales.
Esta tecnología se llama "datos Exif".
Al subir una fotografía tomada con tu cámara a Stolencamerafinder.com, la plataforma buscará en Internet los documentos con los mismos números de serie ocultos.
De hecho, puedes incluso averiguar dónde se tomó la instantánea con esos datos Exif, a través de este sitio Internet: regex_info/exif.cgi
Pero la policia advierte: no trates de hacer frente a los ladrones por tu cuenta.
Fuente: BBC MUNDO
Los animales y plantas que pueden vivir eternamente
Como tuvo que aprender Titono, la inmortalidad puede ser una maldición en vez de una bendición.
El mítico príncipe troyano era tan hermoso que dejó hechizada a Eos, la diosa de la aurora y, buscando tenerlo a su lado por siempre, ella le pidió a Zeus que le concediera la inmortalidad.
Sin embargo, Zeus interpretó literalmente su petición. Titono no murió, pero sí envejeció, perdiendo su encantó físico, sus facultades y el interés de Eos.
Finalmente, la diosa lo encerró en una habitación donde balbucea infinitamente.
Es solo una historia pero, como suele suceder, la verdad termina siendo más extraña que la ficción.
Hay especies que son técnicamente inmortales y, a diferencia de Titono,pueden ser eternamente jóvenes.
Hablamos de "inmortalidad biológica", un término que a muchos biólogos les gustaría no usar.
"Inmortal realmente significa que uno no se muere, lo que es algo estúpido", dice Thomas Bosch de la Universidad de Kiel, Alemania.
Aunque suene paradójico, los organismos biológicamente inmortales son, claramente, mortales.
Pueden morir a manos de un depredador, una enfermedad o un cambio catastrófico en el ambiente.
Pero, a diferencia de los humanos, raramente mueren por ponerse viejos.
Árboles milenarios
El pino longevo es un buen ejemplo. Algunos de estos árboles norteamericanos comenzaron a crecer hace 5.000 años, en tiempos de la fundación de la verdadera ciudad de Troya.
En cuanto a apariencia externa, el paso de los años se les nota.
"Están bastante aporreados", dice Howard Thomas de la Universidad de Aberystwytn en el Reino Unido. "Son alcanzados por rayos, sepultados por nevadas, sus ramas se quiebran".
Sin embargo, al mirarlos más de cerca revelan otra historia.
Un estudio publicado en 2001 comparó el polen y las semillas de pinos longevos de distintas edades y no encontró una diferencia significativa en sus índices de mutación.
Además, el tejido vascular funcionó igual de bien en los árboles más viejos. A nivel celular parecían tan jóvenes como cuando Troya fue fundada. Sus tejidos no parecen marchitarse.
Nadie sabe cómo el pino lo hace, pero Thomas piensa que probablemente se debe a una propiedad especial de los "meristemas" de los árboles.
Se trata de zonas de las raíces y los tallos que alojan poblaciones de células madres que generan nuevos crecimientos.
Aparentemente, esas células madres pueden mantenerse jóvenes y vigorosas por miles de años.
Soledad infinita
El molusco Ming quedó en los registros como el animal solitario más viejo que se haya descubierto.
La almeja oceánica tenía 507 añoscuando un grupo de biólogos la sacó de las aguas de las costas de Islandia en 2006.
Aunque la mataron, Ming podría haber sido inmortal biológicamente.
En muchas células de animales, las moléculas que contienen oxígeno reaccionan con las membranas, generando pequeñas moléculas que, a su vez, dañan otras partes de la célula.
Sin embargo, un estudio de 2012 encontró que las células de las almejas oceánicas tienen membranas que son inusualmente resistentes a ese tipo de daños.
Proteína FoxO
Otro caso de inmortalidad biológica es el de la hidra, un animal de cuerpo blando, emparentado con la medusa y que normalmente mide apenas 15mm.
Los animales pequeños no suelen vivir mucho, pero un biólogo mantuvo una hidra en el laboratorio por más de cuatro años.
Al final del experimento, lucía tan joven como en el primer día.
Hace unos años Bosh y sus colegas ofrecieron una explicación por su falta de envejecimiento celular.
En términos simples, se debe también a las células madre. La hidra posee un conjunto tan potente que, en caso de accidente, pueden hacer crecer de nuevo partes de su cuerpo.
Esta capacidad le valió su nombre, inspirado en la mitológica Hidra de Lerna que desarrollaba cabezas cuando era decapitada.
Los poderes regenerativos de la hidra real son cruciales durante su reproducción, que no suele ser sexual sino que ocurre al desarrollar diminutos clones de sí misma.
La hidra utiliza tres distintas poblaciones de células madres para replicar todos los diversos tejidos que la conforman.
Bosh y sus colegas encontraron que las tres comparten un proteína en común, FoxO, que sería clave contra el envejecimiento.
"Si desactivas el gen FoxO, haces que la hidra envejezca", señala Bosh.
No está claro cómo impide que envejezca la hidra y, particularmente, sus células madre.
Sin embargo sabemos que en realidad podría ser un mecanismo universal antienvejecimiento presente en todo el reino animal.
Los humanos contienen algunas versiones y algunas variantes son más comunes en la gente que vive más de 100 años.
Medusa inmortal
Hay especies de medusas que también son biológicamente inmortales.
Cuando los espermatozoides y óvulos de la medusa se unen, forman una minúscula larva, que no crece simplemente hasta formar un individuo adulto, sino que se adhiere a una superficie dura y se convierte en una estructura blanda llamada pólipo.
La mayoría de las veces esos pólipos producen clones mínimos, como la hidra.
Sin embargo, en algunas especies los pólipos producen pequeñas medusas macho o hembra que nadan libremente, se convierten en adultos y producen espermatozoides y óvulos. Entonces, el ciclo comienza de nuevo.
La mayoría de las medusas pueden dar marcha atrás a su desarrollo en casi todas las diversas etapas de su complicado ciclo de vida, pero al convertirse en un adulto maduro sexualmente pierden la habilidad de darle marcha atrás al reloj.
La medusa inmortal desobedece ese rol fundamental. Incluso un adulto maduro sexualmente puede volver a ser un pólipo.
Es como si una mariposa de repente volviera a ser una oruga.
La langosta americana
La inmortalidad biológica puede ocurrir incluso en animales que se reproducen sexualmente.
La langosta americana es un ejemplo, pues mantiene una impresionante capacidad para regenerarse incluso en edad avanzada.
Eso quizás explique por qué algunos especímenes grandes tienen por lo menos 140 años.
Su longevidad puede estar conectada al comportamiento de su ADN.
Los cromosomas largos en las células de animales tienen unas terminaciones especiales sobre sus extremos llamadas telómeros, que ayudan a proteger el ADN.
Sin embargo, cuando la célula se divide y los cromosomas se reproducen, los telómeros se acortan un poco porque la división no llega a alcanzar la punta del cromosoma.
A telómeros más cortos, menor tiempo de vida. Sin embargo, las langostas americanas utilizan una enzima llamada telomerasa que los alarga.
Un estudio de 1998 reveló que se encuentra en todos sus órganos, donde presumiblemente ayuda a mantener a las células luciendo jóvenes durante más tiempo.
"Inmortalidad" humana
Los mamíferos también contienen telomerasas y en los humanos están activas en las células HeLa.
Se trata de las primeras células humanas "inmortales" en ser identificadas.
En este caso la inmortalidad tiene un significado negativo. El nombre HeLa se debe a que fueron tomadas -sin consentimiento- de Henrietta Lacks, quien falleció de cáncer cervical en 1951.
Las enzimas telomarasas parecer contribuir al crecimiento de tumores y su propagación, pero no son las únicas células inmortales que pueden encontrarse en el cuerpo humano.
Nuestras células de la "línea germinal", que dan origen a los óvulos y espermatozoides, son también eternas.
En este punto, no debiera sorprendernos que ignoremos cómo se reajusta el reloj en nuestras células germinales.
Aun así, quizás haya aquí un consuelo para quienes le tengan miedo a su propia muerte.
Nosotros envejecemos como individuos pero, debido a las propiedades especiales de nuestras células germinales, nuestro linaje no envejece. En ese sentido, la humanidad es inmortal.
Fuente: BBC MUNDO
¿Por qué dan pánico las matemáticas?
Manos sudorosas, pulso acelerado y una sensación de ahogo en la garganta: nada me hace sentir más miedo que la necesidad de hacer cálculos matemáticos en público.
Incluso la sencilla tarea de dividir la cuenta del restaurante me produce sudores fríos.
No importa cuánto me concentre, los números se escapan y me queda solo una sombra acechante en lugar de una respuesta.
¿Sabes esos sueños en los que te das cuenta de pronto que has salido a la calle sin ropa?
Eso es lo que siento. Mi pequeño secreto es que en mi caso todavía es más vergonzante, dado que tengo un título universitario en matemáticas.
Sin embargo, hacer cálculos avanzados en la soledad de mi habitación es una brisa de aire fresco en comparación con hacer cálculos sencillos de aritmética bajo la mirada de otros, o incluso recordar el número de seguridad de la entrada de mi edificio.
Así que sentí alivio al descubrir que no estoy solo con mi "ansiedad frente a las matemáticas", una condición psicológica sorprendentemente bien estudiada.
Es exactamente lo que parece: el miedo a los números.
Fobia
Por suerte para mí, mi miedo se limitaba a la aritmética mental instantánea. Una vez que las matemáticas empezaban a utilizar más letras y menos números, todo iba bien.
Pero para mucha gente, pensar en esto ensombrece su recuerdo de los días de escuela.
Los psicólogos estudian las causas y consecuencias de esta extraña "fobia" a los números.
Al principio, los psicólogos solo podían medir la ansiedad matemática con cuestionarios en los que pedían a los participantes que puntuaran sus sentimientos mientras hacían tareas relacionadas con las matemáticas.
Las tareas podían ser desde abrir un libro de texto de matemáticas a hacer un examen importante.
Aunque se ha estudiado sobre todo en niños, parece que este tipo de ansiedad puede afectar también a estudiantes de universidad y adultos.
Solo ver el recibo de una tienda puede provocar el pánico en algunas personas.
Más recientemente, sin embargo, los psicólogos han sido capaces de estudiar también las respuestas fisiológicas.
Han visto que aunque las matemáticas no son un peligro real, esta genteexperimenta una respuesta muy real, física, que incluye la liberación de hormonas del estrés como el cortisol, características de situaciones que se perciben amenazantes.
Un estudio mostró, incluso, que pensar sobre un examen de matemáticas activa la "matriz del dolor" del cerebro, las mismas regiones que se activan si resultas herido.
Sin respuestas improvisadas
No está claro por qué las matemáticas causan mucho más miedo que, por ejemplo, la geografía.
Pero el hecho de que en matemáticas siempre haya una respuesta verdadera o falsa, de forma que no puedes improvisarla o sacártela de debajo de la manga,puede que te haga preocuparte más por no hacerlo bien.
Pero, como muchos miedos, está a menudo infundado y además puede afectar tus posibilidades de que te salga bien el examen.
En 2012, por ejemplo, escáneres cerebrales realizados a niños estadounidenses de entre siete y nueve años mostraron que los que se sentían más ansiosos con las matemáticas mostraban una mayor actividad en la amígdala, que trabaja en caso de amenaza.
Y no sólo eso: el miedo también reducía la activación de la corteza prefrontal (situada detrás de los ojos) la región que se ocupa del pensamiento abstracto.
Se piensa que esto reduce la memoria "de trabajo" a corto plazo, de forma que a los niños les cuesta más concentrarse y pensar sobre las sumas que tienen que hacer.
El origen del miedo
Una interpretación es que la ansiedad misma está dificultando su capacidad de hacer las sumas.
Esa semilla de miedo puede llegar de muchas fuentes, pero una de la que se habla es que los profesores están extendiendo sus ansiedades a la siguiente generación.
Los niños se dan cuenta si un adulto está nervioso y comienzan a pensar que ellos también tienen que esconderse del peligro.
Los profesores que no están seguros de sus propias habilidades matemáticas tienden a tener alumnos más ansiosos.
También puede ser que las expectativas culturales tengan la culpa: es posible que las chicas tengan más probabilidad de adoptar la ansiedad a las matemáticas (sobre todo si su maestra es una mujer), o quizás por los estereotipos de que las niñas no son normalmente muy buenas en matemáticas.
Sea cual sea su origen, una vez que la semilla del miedo se planta, puede crecer sola: cuanto más ansioso te sientes, peor lo haces, más te apartas de las matemáticas y más te preocupas cuando debes volver a enfrentarte a ellas.
Y los psicólogos sugieren que esto puede tener graves consecuencias.
Las personas con ansiedad hacia las matemáticas entienden menos frecuentemente las estadísticas sobre los supuestos riesgos de los alimentos genéticamente modificados, por ejemplo.
Consecuencias profundas
Es fácil ver cómo podría provocar grandes equivocaciones en el caso de peligros reales como fumar o comer más de la cuenta.
Los psicólogos suelen tratar las ansiedades con terapia de aversión, en la que te enfrentas a tus miedos para intentar lidiar con la ansiedad.
Pero desafortunadamente, no parece que las continuas clases de matemáticas tengan el efecto deseado.
La llamada "escritura expresiva" puede funcionar, ya que muchos estudios muestran que articular tus miedos puede hacer que te dominen menos.
Otros buscan formas sutiles de reformular ese miedo, animando a los niños a ver los exámenes como un reto, no como una amenaza, por ejemplo explicándoles que su miedo no necesariamente refleja que tienen poca habilidad natural para las matemáticas.
¿Podría ser que reformular mis miedos detenga el pánico la próxima vez que tenga que pagar la cuenta en un restaurante?
Lo probaré. Y si no funciona, utilizaré mi apoyo habitual: la calculadora de mi teléfono.
Fuente: BBC MUNDO