domingo, 8 de noviembre de 2015
¿Realmente cruzar las piernas es malo para ti?
¿Cuando te sientas en una silla, cómo te gusta hacerlo? Mucha gente prefiere cruzar una pierna por encima de la otra.
Otros prefieren no hacerlo y se sientan en el transporte público con las rodillas separadas, apretujando a los que están a su lado.
A este segundo grupo quizás le hubiera gustado una campaña publicitaria lanzada en Estados Unidos en 1999 en la que una empresa de suplementos dietéticos animaba a la gente a estar saludable manteniendo sus piernas sin cruzar todo un día.
¿Pero es realmente más sano no cruzar las piernas? La lista de supuestas consecuencias de pasar demasiado tiempo con una rodilla encima de la otra incluyen desde un aumento de la presión sanguínea, hasta tener varices o daños a los nervios, pero hay que examinar cada una de ellas para ver qué hay de cierto.
Es cierto que si pasas demasiado rato en la misma postura, al final se te puede dormir la pierna o el pie. Esto es porque cruzar las piernas puede poner presión sobre el nervio peroneo situado detrás de la rodilla, lo que hace que tengas esa sensación en la parte baja de las piernas y en los pies.
Pero es una sensación temporal.
Mantener una misma postura durante muchas, muchas horas, puede, sin embargo, causar una patología llamada parálisis del nervio peroneo, lo que provoca que no puedas levantar la parte delantera de tu pie y tus dedos.
Pero cuando en un estudio realizado en Corea del Sur se analizaron las notas tomadas por una serie de pacientes para identificar las causas, entre ellas no figuraba sentarse con una pierna sobre la otra.
En realidad, el entumecimiento de las piernas a largo plazo es una consecuencia poco probable de cruzar las piernas, porque solemos cambiar de posición en cuanto nos sentimos incómodos.
¿Qué pasa con la presión sanguínea? Cuando te la chequean, el medico o la enfermera tienden a pedir que apoyes el brazo en una silla o mesa y descruces las piernas, con los pies sobre el suelo.
Esto se hace por si al cruzar las piernas estemos aumentando la presión sanguínea, lo que daría una lectura alterada de la misma.
En 2010, siete estudios encontraron que cruzar las piernas en efecto aumenta la presión sanguínea, mientras que otro no encontró ninguna diferencia.
Sin embargo, muchos de estos estudios eran pequeños y se basaban en una sola lectura de la presión.
Uno de los estudios más grandes se llevó a cabo en una clínica especialista en hipertensión en Estambul, Turquía. Los investigadores tomaron varias medidas de la tensión, con las piernas cruzadas y sin cruzar.
Resultó que la presión sanguínea era más alta cuando las piernas estaban cruzadas, pero cuando se tomaba la tensión solo tres minutos después de descruzar las piernas, la presión sanguínea volvió a sus niveles anteriores.
El mayor aumento en la presión sucede entre personas que ya están siendo tratadas por tener la presión alta.
Se han propuesto dos mecanismos posibles para explicar por qué cruzar las piernas puede aumentar la presión.
Uno es que la acción de poner una rodilla sobre la otra envía sangre de las piernas hacia el tórax, lo que resulta en más sangre bombeada desde el corazón, lo que aumenta la presión.
Una explicación alternativa es que el aumento de la presión por el ejercicio isonométrico de los músculos de las piernas (sin mover las articulaciones), aumenta la resistencia de la sangre que pasa por los vasos. Esto puede explicar por qué no se da el mismo efecto cuando cruzamos las piernas a la altura de los tobillos.
Para establecer cuál de estas explicaciones era más probable, un estudio en Nijmegen en Holanda tomó una serie de medidas fisiológicas.
El equipo concluyó que la resistencia en los vasos sanguíneos no aumentaba cuando el ritmo cardiaco era bajo y las piernas estaban cruzadas, pero la cantidad de sangre que salía del corazón sí aumentaba, lo que sugiere que el aumento en la presión sanguínea se debe a que cruzar las piernas hace que suba más sangre al corazón.
Así que sí parece que cruzar las piernas causa un aumento temporal de la presión sanguínea, pero no hay evidencia de consecuencias a más largo plazo, salvo por una excepción.
Los médicos recomiendan a las personas con mayor riesgo de sufrir coágulos sanguíneos que no crucen las piernas por largos ratos porque en su caso, impedir el flujo de la sangre puede aumentar su riesgo de sufrir una trombosis venosa profunda.
Pero aunque cruzar las piernas no provoque un aumento de la presión sanguínea a largo plazo, ¿qué pasa con las venas varicosas?
Las razones por las que algunas personas sufren de varices y otras no son todavía un misterio.
Hay unas válvulas en los vasos sanguíneos que son diminutas y que evitan que la sangre fluya en la dirección equivocada, pero si esas válvulas se estrechan y debilitan, puede que la sangre se estanque, lo que causa esas venas más grandes que conocemos como varices.
No se ha demostrado que cruzar las venas sea un factor crucial en este caso, ya que parece que es una cuestión que se debe, al menos en parte, a la genética.
En cuanto al impacto de cruzar las piernas sobre las articulaciones, un estudio concluyó que las personas que se sientan con las piernas cruzadas por más de tres horas al día tienen más probabilidad de echar los hombros hacia delante y tener mala postura.
Pero el estudio utilizaba estimaciones de los propios participantes sobre el tiempo que solían mantener las piernas cruzadas.
Otro estudio más reciente, publicado este año, concluyó que si la gente se sentase recta mientras cruza las piernas, no se producirían esos problemas de postura.
Otra cosa es si esto se mantiene cuando no hay un científico evaluándote al lado.
Resulta también que casi el doble de gente dijo cruzar la pierna derecha sobre la izquierda que al revés.
Encorvarse no suena bien, pero si te gusta cruzar las piernas quizás te guste oír sobre un estudio de la Universidad Centro Médico de Rotterdam que concluyó que cruzar las piernas puede tener beneficios.
Los investigadores examinaron a hombres y mujeres jóvenes sentados con las piernas rectas, cruzadas a la altura de las rodillas y cruzadas al mismo tiempo sobre la rodilla y sobre los tobillos.
Luego simularon los ángulos exactos de la postura en cuatro pelvis embalsamadas, lo que les permitió medir exactamente qué hacen nuestros músculos cuando nos sentamos.
Encontraron que cruzar las piernas sobre la rodilla aumenta el alargamiento del músculo piriforme, situado por debajo de la articulación de la cadera, un 11% si se compara con sentarse con las piernas rectas, y un 21% si se compara con mantenerse de pie.
Los autores creen que esto aumenta la estabilidad de las articulaciones pélvicas igual que cuando se tensan los músculos abdominales.
Así que si te gusta cruzar las piernas es poco probable que te hagas daño a ti mismo, siempre que no te mantengas en esa posición hasta que se te duerman las piernas. Y el que se siente a tu lado en el autobús o en el metro estará agradecido por que ocupes menos espacio.
Fuente: BBC MUNDO
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