miércoles, 20 de abril de 2016

El niño autista que salió de su mundo gracias al cine animado

Por personajes como Aladino, La bella y la bestia o el Rey León, Owen logró hablar.
El niño autista que salió de su mundo gracias al cine animado
 
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Sentado en el sofá del sótano de su casa en Washington D. C., Owen mira en el televisor las películas de Disney una y otra vez. Retrocede los momentos que le interesan, los mira fijamente y continúa hasta el final. Lo hace a los 2, 3, 4… años de edad. Owen no habla, permanece en un mundo interno al que no tienen acceso sus padres, en un silencio y un aislamiento que ponen una barrera ente él y el mundo. Es autista. Y estas películas son el uno vínculo real y concreto con lo que sucede más allá de sí mismo. 
Un día pronuncia no muy claramente unas palabras frente a la pantalla del televisor, pero este primer momento de comunicación no pasa de ser un sonido, según los expertos. Hasta que en otra oportunidad sus padres escuchan que Owen parece repetir un diálogo de la película cuando la ve. En su necesidad por romper el muro e ingresar al mundo de su hijo, su padre mete su mano en un títere de Disney sin que el niño note quién está realmente detrás y comienza a hablar. Sucede lo impensable: Owen le responde al muñeco y hay un diálogo por primera vez.
Después de ese primer logro, sus padres se apropian de las personalidades de los protagonistas de las películas y empiezan a formularle preguntas a Owen sin títeres de por medio y él responde representando también a otros personajes. Han entrado ya en su mundo.
Owen ha memorizado los diálogos de cada película, las entonaciones y las voces y hace suyos esos parlamentos para hablar primero con su familia y luego con terapeutas y psicólogos a quienes sus padres les cuentan el hallazgo. Este niño autista ha salido de sí mismo. Y entonces, Ron y Cornelia, sus padres, descubren que Owen logra entenderse a sí mismo, comprender sus emociones, saberse diferente y aceptarse a través de las películas. Cada una de ellas tiene verdades profundas. (Te puede interesar: Embarazadas expuestas a contaminación, con mayor riesgo de tener hijos autistas)
Para él, Aladino “se trata de aceptarse finalmente como es su realidad y sentirte bien con eso”. En La bella y la bestia entiende “cómo encontrar la belleza en ti mismo, porque solo en ese momento serás capaz de verla en los demás y en todas partes”. La vida de Owen está escrita por su padre Ron Suskind, periodista estadounidense Premio Pulitzer, en el libro Una vida animada, publicado por Semana Libros, novedad en la Feria Internacional del Libro de Bogotá, que inició ayer, y que puede ser muy útil para familias con hijos autistas, pues encontrarán en él, un ejemplo y una visión amorosa y seria sobre el síndrome y sus características.
La definición
De acuerdo con Anthiros, centro de desarrollo infantil ubicado en Bogotá y especializado en atender a personascon autismo, este es “un trastorno generalizado del desarrollo, un síndrome en el cual son evidentes las alteraciones en prácticamente todas las áreas del desarrollo: comunicación, social, juego simbólico, comportamiento, una alteración congénita a nivel del sistema nervioso central, de origen multicausado”.
La incidencia del autismo, de acuerdo con la misma fuente, es de una persona por cada 500, con mayor frecuencia en hombres que en mujeres, en una relación de 4 a 1. Los síntomas se manifiestan durante los tres primeros años de vida, un alto porcentaje no desarrolla lenguaje verbal, presentan dificultad para comprender estados mentales y emocionales en las demás personas y tienen tendencias a realizar comportamientos rutinarios y ritualistas.
Owen necesita ver las películas de Disney una y otra vez, sus padres alcanzan a conocer un pequeño niño que hasta los 2 años parece como los demás y luego, se transforma para ellos. Con el apoyo de un grupo de expertos que van desde psicólogos hasta educadores y artistas, Owen asiste a colegios especializados, su madre crea la escuela Pedazo de Cielo en la que los personajes de las películas son los protagonistas, y a la que asisten su hijo como alumno y ella como profesora.
Gracias a esto, Owen ingresa a una secundaria especial y, finalmente, llega un espacio considerado como una universidad para muchachos como él, donde descubre que son muchísimos los autistas que encuentran en las historias animadas herramientas para descifrar el mundo y expresar sus emociones. Allí, Owen crea El Club de Disney.
Espacio comunicativo
Los personajes de las películas de Disney se han convertido en protagonistas también del diálogo interno de Owen y lo ayudan en cada momento de la vida, como cuando consigue trabajo como empacador en un almacén durante unas horas, lo que representa para él un gran esfuerzo, porque lo más agotador para un autista pueden ser las relaciones con otros.
Entonces recuerda lo que dice Phil, de la película Hércules: “escucha, muchacho, no es suficiente dar lo mejor de ti durante un minuto o una hora. Tienes que dar de ti… ¡cada minuto de cada hora de tu turno de trabajo!”, o cuando se enamora de otra muchacha autista y entiende el secreto del amor: “tengo que respetar el espacio de ella.
Eso es lo que Aladino aprende. Jasmine tiene que tomar sus propias decisiones. Ella tiene que elegir qué es lo que ella quiere, sin preguntarle”. 
 Vale la pena creer
La Liga Colombiana de Autismo tiene una filosofía que se hace realidad en la vida de Owen y que puede impulsar a los padres que tienen hijos autistas. Tres puntos fundamentales de esta visión son:
- Creemos que las personas con Trastorno del Espectro Autista (TEA) necesitan saber que entendemos su forma de relacionarse con el mundo y a partir de ahí, serán capaces de lograr su participación en la sociedad.
- Creemos en las capacidades de las personas con TEA y en su valor como seres únicos.
- Creemos que las personas con TEA tienen derecho a vivir con plenitud y calidad de vida, para ello es necesario darles los apoyos que requieran.

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