domingo, 24 de abril de 2016

Impacta cada mexicano en 3.27 hectáreas; crece huella ecológica

Al año, el consumo de cada habitante en el país incide en un área equivalente a 

cuatro y medio estadios Azteca, según un reporte de la WWF

La huella ecológica de México ha crecido de 1.9 hectáreas per cápita en 1961 
a 3.27 hectáreas en 2014 (el equivalente a cuatro y medio estadios Azteca); 
es el tercer país que más consume y contamina en promedio por 
persona en Latinoamérica, después de Uruguay y Paraguay.



De acuerdo con la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat), las actividades que más han repercutido en el crecimiento de la huella ecológica son: la quema de combustibles fósiles, la agricultura y la ganadería.
De hecho, a escala nacional, la huella de carbono representa más de la mitad de la huella ecológica de 25 por ciento de los países a los que se les ha hecho seguimiento, señala el Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF, por sus siglas en inglés) en su Informe Planeta Vivo 2014.
Esto explica que en el top mundial se encuentren Qatar con 11.64 hectáreas, seguido de Kuwait (9.68) y los Emiratos Árabes Unidos con 8.4.
Este 22 de abril se celebra el Día Internacional de la Madre Tierra y este año está dedicado a los árboles, una importante arma frente al cambio climático.
Los árboles, a decir de la ONU, ayudan a las comunidades a lograr la sostenibilidad económica y ambiental a largo plazo y proporcionar alimentos, energía e ingresos. Sin duda, un elemento importante para reducir la huella ecológica.
Este indicador se mide por hectárea porque de esta manera se determina cuánto espacio se necesita para producir los recursos y bienes que se consumen, además de la superficie para absorber los desechos que se generan.
“Se refiere a cómo nuestra demanda de bienes y servicios ha ido de alguna manera impactando el medio ambiente”, explica el doctor Víctor Luis Barradas Miranda, investigador del Instituto de Ecología de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
En entrevista con Excélsior, Barradas Miranda señala que para medir la huella ecológica se toman en cuenta las hectáreas que hay degradadas en el medio ambiente en un país, con respecto a sus habitantes. “Es decir, una cantidad de hectáreas per cápita”.
Este índice sirve también para saber qué tan sustentable es un país, “entre menos deteriorado esté nuestro ambiente y estemos viviendo 120 millones de habitantes, podríamos decir que tenemos un país sustentable”.
La huella ecológica, advierte el investigador de la UNAM, es un indicador que podría mejorarse, que tiene limitantes, pues no solamente debería medirse por hectáreas per cápita, sino también debería ser ponderado al territorio que tiene un país, de esta manera sería más preciso.
Actualmente, una de las principales preocupaciones de los gobiernos mundiales es que los humanos estamos usando recursos más rápido de lo que éstos pueden regenerarse.
El WWF reporta que la humanidad necesita 1.5 planetas para satisfacer las actuales necesidades de la población, pues el aumento de ésta y la mayor esperanza de vida demandan más recursos de la tierra.
En el caso de México, el panorama no es sencillo, “es el país de América Latina con mayor déficit de biocapacidad, el cual puede aumentar significativamente en el corto plazo si se mantiene tanto el ritmo de crecimiento de la población como los patrones actuales de consumo”, reconoce la Semarnat en su publicación Huella ecológica, datos y rostros.
Y es que en México había, en 2015, 119 millones 530 mil 753 habitantes, cuya huella ecológica incide en los 1.9 millones de kilómetros cuadrados de superficie continental,
5, 127 kilómetros cuadrados de superficie insular y 3.1 millones de kilómetros cuadrados de zona económica exclusiva: una superficie total de más de cinco millones de kilómetros cuadrados.

Reducción de velocidad repercute en calidad del aire
Las ciudades son causantes de grandes impactos al medio ambiente, “es un cambio de uso de suelo que transforma toda la naturaleza”, refiere el doctor Víctor Luis Barradas Miranda, investigador del Instituto de Ecología de la UNAM.
En el caso de la Ciudad de México, que actualmente aplica medidas extraordinarias al programa Hoy No Circula por la mala calidad del aire, la reducción de los límites de velocidad, la extensa plancha de concreto, la actividad industrial, la centralización del Estado, y el deteriorado transporte público han incidido en el aumento de partículas contaminantes.
Sobre la reciente reducción de los límites de velocidad, explica que sí se contamina más porque “es mayor tiempo de quema de gasolina, de generación de contaminantes por un lado; por otro, hay velocidades ideales en los autos, que en promedio es de 90 km/h, y si se viaja a una velocidad menor o mayor se contamina más”.
Reconoce que el objetivo de esta medida tiene que ver con el compromiso de evitar muertes en accidentes viales pero, “el problema no es ir a exceso de velocidad, sino que no se cumple la reglamentación por muy bueno que sea”.
En el contexto de las nuevas medidas adoptadas por las autoridades para paliar la contaminación, el experto advierte que parece que hay “un divorcio total entre las autoridades y la academia, la academia es generadora de conocimiento y lo aplica… el problema de la Ciudad de México es sumamente complejo y multifactorial”.
Por lo que lanzó un llamado para que se consulte a la academia, a que se realicen foros para que desde todos los ángulos se analice y propongan soluciones al problema de la contaminación en la capital del país.
Fuente: Excelsior


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