domingo, 17 de abril de 2016
¿Por qué los hombres se quedan calvos?
Lo cierto es que a todo el mundo se le cae el pelo. Lo falso es que en todos los casos sea por los motivos que la gente suele creer, como por cambios en la alimentación, estrés, tinturas o uso prolongado de elementos como gorras o cascos.
La alopecia, como se denota de forma científica la caída del cabello, tiene múltiples formas. Una de ellas, la areata, hace que se pierda el pelo en una región específica de la cabeza, como una suerte de parche. La enfermedad puede inclusive evolucionar hasta convertirse en una alopecia universalis, donde se caen todos los pelos del cuerpo, incluidas cejas, pestañas y demás.
Sin embargo, el tipo más común de alopecia al que la gente se enfrenta es la alopecia androgénica o androgenética. Algunas cifras hablan de que afecta al 70% de los hombres y al 40% de las mujeres en algún punto de su vida. Otras aseveran que representa el 90 o 95% de los casos de calvicie en los hombres. Aunque hacen falta estudios definitivos, es aceptado por la comunidad dermatológica que este es el tipo más corriente de alopecia que existe.
Sea hombre o mujer, si su pelo es cada vez más delgado, se le cae en cantidades considerables o comienzan a despoblársele la coronilla o “las entradas”, es probable que sufra de esta condición.
La explicación simple es la siguiente: “los folículos pilosos en el cuero cabelludo están anclados por varios mecanismos –explica el Dr. José Ignacio Gómez, de Dermatológica–, y aquellos pelos que están en la coronilla, o que van de la frente a la coronilla, tienen una especie de ancla distinta a los de, por ejemplo, la parte de atrás de la cabeza”.
El ancla de las zonas relacionadas con la caída del cabello, entonces, tiene un receptor de hormonas que puede dañarse por motivos aún desconocidos por la ciencia. Y, cuando esto ocurre, el pelo se vuelve más claro, más pequeño, comienza a caerse y deja de crecer. Esto explica, por ejemplo, por qué este tipo de calvicie es localizada.
El médico Giovanni Bojanini, de la clínica homónima, lo enuncia de una forma más sencilla. “El pelo que se cae es genéticamente diferente al que no”. Entonces, quienes no se quedan calvos por este tipo de condición ganaron una suerte de lotería genética.
Sin embargo, esto no quiere decir que si su padre o abuelo tienen este tipo de alopecia usted esté condenado a sufrirla. “Muchas veces no hay ningún antecedente en la familia de la persona afectada, o hijos de padres con esta alopecia que no la tienen”, aclara Gómez.
Que la causa sea genética explica, también, por qué los mitos más comunes frente al tema son eso: una historia ficticia. Es cierto que asuntos como el estrés pueden generar otros tipos de alopecia. Pero el tema no es relevante para el caso androgenético.
Claudia María Uribe Duque, dermatóloga miembro de la Asociación colombiana de dermatología, cuenta que las principales preguntas que le hacen sobre el tema son todas de ese tipo: “Que si el casco de la moto, que si el sombrero, que si lavarse el pelo todos los días, que la luz de los odontólogos, que la calidad del agua, que las comidas, que dejárselo largo o corto, etc. Para este caso, no tienen ninguna incidencia”.
Para Gómez, lo realmente diciente frente a la severidad de esta condición es la edad de aparición. Por supuesto, con los años el pelo pierde algunas de sus propiedades. Cuando una caída de este tipo se presenta en personas con 40 años, por ejemplo, es posible que sea leve. Sin embargo, si inicia a edades como los 15 o 16 puede llegar a ser muy severa.
La alopecia androgenética suele aparecer por etapas. Primero aumenta la cantidad de grasa en la base o raíz del pelo, que puede estar acompañada por seborrea, escamas similares a la caspa. Luego hay un adelgazamiento del pelo, llamado miniaturización, que lo vuelve más débil. Por último el pelo comienza a caerse y aparecen los espacios característicos de las fases iniciales de la condición, que se acrecentan hasta dar paso a la calvicie de áreas completas. Todo esto, en un período de tiempo variable, según asuntos como la severidad de la condición.
El caso de las mujeres es un pronóstico similar. “El 30% tienen algún grado de calvicie”, dice Bojanini, “y toda mujer que tenga caída del cabello durante más de tres meses, y presente adelgazamiento del pelo, debería consultar por el tema”.
Sin embargo, a diferencia de los hombres, el cuadro de diagnóstico femenino es más complejo. Deben descartarse problemas de tiroides, ovarios y suprarrenales antes de proceder con un tratamiento para alopecia androgenética.
La primera recomendación de los expertos podría no ser suficientemente obvia para algunos: los únicos en capacidad de dictaminar una condición como esta son los dermatólogos.
“Lo primero que se hacen las personas es lo que les recomienda su peluquero, sus amigos, sus vecinos, y una vez han perdido tiempo y plata ahí si acuden a un dermatólogo”, dice Uribe. “Las enfermedades de la piel, las uñas y el pelo son vistas por los dermatólogos –recuerda Gómez–, el médico general hace un diagnóstico inicial, y desde nuestra área se recomienda un tratamiento”.
Son muchas las formas de tratar el tema: hay medicamentos tópicos, como lociones; orales, como pastillas; inyecciones, cirugías, y hasta asuntos más experimentales como las células madre. La clave es que sean en un centro dermatológico, precisa Bojanini, quien recomienda atacar el problema desde diferentes frentes. Asevera que con la parte médica, sin cirugía, puede recuperarse “un 20% o 30% más de pelo en cantidad y grosor”.
Uribe ratifica que, dado a que es una razón “orgánica”, puede ser corregible. Sin embargo, advierte frente a los medicamentos milagrosos, o que prometen demasiado.
Para Gómez, además de los medicamentos tradicionales, vía oral o tópica, hay ciertas prácticas de prevención que pueden aplicarse, como consumir alimentos con altos contenidos de hierro, que ayudan a fortalecer el crecimiento del pelo. También, si ya sabe que tiene este tipo de alopecia, cuidarse de tinturas y otros productos que puedan afectar un cabello debilitado.
“Ningún producto de televentas sirve”, enfatiza Bojanini, quien además añade que el pelo es ahora un órgano obsoleto, pues no lo necesitamos para protegernos del frío o el sol.
Sin embargo, así estemos destinados a quedarnos calvos a futuro, podemos conversar sobre nuestra cabellera del presente. Un pelo a la vez.
Fuente: El Colombiano
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