El país con las mejores cárceles del mundo

El sistema penitenciario noruego, que ha sido visitado por varias personas y entre ellos algunos analistas, ha sido descrito como “la utopía de las prisiones”.

La isla de Bastoy es una de las prisiones más famosas de Noruega. En ella los reclusos pueden caminar alrededor de la cárcel. En sus recorridos fuera de ella, tienen la facilidad de esquiar, cocinar, jugar al tenis o a las cartas.

Quienes se encuentran en esta cárcel tienen el privilegio de tener su propia playa y pasan su tiempo administrando el ferry que conecta con la isla.

Al finalizar la tarde, la mayoría de guardias se van a casa y solo unos cuantos se quedan para cuidar a los 115 prisioneros que allí permanecen.

Con base en estas políticas, el director de la prisión, en entrevista con la BBC, afirmó: “Tenemos algo que llamamos el ‘principio de normalidad’ dentro del sistema correccional de Noruega”.

Lo que se busca con este principio es que, para los prisioneros, un día en la cárcel sea cotidiano. De esta forma, al terminar la condena, pueden reintegrarse a la vida civil de la mejor manera posible, sin sentir la agresividad de haber estado encerrados.

Otra de las ‘mejores prisiones del mundo’ es la de Halden, ubicada en el sur de Noruega, cerca de la frontera con Suecia.
En este lugar, los presos realizan actividades de carpintería para pasar el tiempo. Allí pueden maniobrar serruchos, objetos metálicos y cuchillos afilados sin ningún problema, pues aunque se encuentran vigilados, se confía en que este sistema haga que pierdan el resentimiento y la violencia.

Este lugar cuenta con un estudio de música y lugares de lectura. James Conway, ex-director de prisiones de Nueva York, visitó la penitenciaría en 2014 y luego de ello afirmó que “esto es la utopía de las prisiones. Esta es la mejor prisión que puedas imaginar, si eres un preso, claro”, según un artículo de la BBC.

Halden es considerada como una de las prisiones de máxima seguridad en Noruega, un lugar por el que todos los presos del país deben pasar al iniciar su condena. Luego de ello se realiza una transferencia a una de menor seguridad. Algunos, al finalizar su condena, son enviados a casas de adaptación y de esa manera poco a poco se integran a la vida en libertad.

Mientras están en estas casas de adaptación, algunos reclusos pueden tener permisos para viajar a sus casas.

“Queremos que todos los presos estén lo más listos posible para una vida ordinaria cuando sean puestos en libertad”, dice Thom Eberhardt, de la prisión de Bastoy, según el mismo medio.

¿Por qué este sistema?

Mantener a un hombre privado de la libertad durante mucho tiempo implica muchos costos para el país. Por ello, entre más rápido se reintegre a la sociedad, más rápido deja de ser un costo económico en el país.

En Noruega sólo existen 94 casos de presos que son considerados peligrosos y, por ello, deben permanecer mucho tiempo en prisión; en algunos casos más de 21 años, que es el tiempo máximo que dicta la ley del país.

Anders Breivik es el hombre que causó la muerte de 77 personas en junio de 2011, en dos atentados. Él es una de las personas cuya sentencia excede los 21 años y que debe permanecer en una prisión de máxima seguridad.

Este caso se ha vuelto peculiar, pues aún con las comodidades que tiene Halden, Breivik decidió demandar al estado porque estaban vulnerando sus derechos humanos. Esto lo justifica en:

• Ha estado en una celda aislada desde julio de 2001
• No se le ha permitido enviar cartas a miembros de organizaciones como la Hermandad Aria y un neonazi ruso actualmente en la cárcel
• No se le permite recibir cartas de sus simpatizantes
• Se le han practicado numerosos registros
• Se lo esposa con frecuencia
• Un vidrio lo separa de sus visitantes, con la excepción de su madre, antes de su muerte en 2013

Como si fuera poco, el presidiario se quejaba de que su habitación no tenía vista, estaba pobremente decorada, le servían siempre el café frío y no le daban suficiente mantequilla para untar el pan.

Fuente: Kienyke