viernes, 13 de mayo de 2016

Seguridad alimentaria y paz, dos caras del desarrollo sostenible

ROMA, 12 may 2016 (IPS) - La seguridad alimentaria y un sector agrícola saludable son importantes para las iniciativas que buscan evitar conflictos y mantener la paz. Por ello, la FAO se asoció con cinco ganadores del premio Nobel de la Paz, conocidos por luchar contra la pobreza, el hambre y la violencia en el mundo.
Muhammad Yunus se dirige a los participantes del lanzamiento de la Alianza por la Seguridad Alimentaria y la Paz FAO-Premios Nobel.
Muhammad Yunus se dirige a los participantes del lanzamiento de la Alianza por la Seguridad Alimentaria y la Paz FAO-Premios Nobel.
La FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura) lanzó el 11 de este mes la Alianza de Paz y Seguridad Alimentaria con Muhammad Yunus, Oscar Arias Sánchez, Tawakkol Karman, Betty Williams y Kofi Annan.
“Donde la seguridad alimentaria puede ser una fuerza de estabilidad, tenemos que mirar a la alimentación y a la agricultura como caminos hacia la paz y la seguridad”, subrayó el director general de la FAO, José Graziano da Silva, en un encuentro sobre la relación entre alimentación, seguridad alimentaria y paz, realizado en marzo en Nueva York.
“Es un gran desafío, pero que juntos podremos lograr  sumándonos a la Agenda de Desarrollo para 2030”, añadió.
Yunus fue el primero en hablar y remarcó que la distribución gratuita de alimentos no es una solución sostenible para erradicar el hambre. En cambio, abogó por el modelo de microcréditos, creado por hace 40 años en Bangladesh, y subrayó que los pequeños préstamos a personas pobres promovían la independencia económica y, por lo tanto, su capacidad de proveerse de alimentos.
Combinando los objetivos de las organizaciones humanitarias y el engranaje empresarial, Yunus creó un modelo de empresa social capaz de mejorar la vida de las poblaciones rurales, actualmente excluidas de las principales actividades económicas.
También espera inspirar a los jóvenes a volverse empresarios agrícolas y cuestionar la idea de que tienen que emigrar a las ciudades en busca de empleo. Según él, eso refuerza la idea de que “no somos buscadores de empleo, sino creadores de empelo”.
Para terminar, Yunus expresó su entusiasmo con la posibilidad de que la alianza con la FAO acerque al mundo a los tres ceros: cero hambre, malnutrición y pobreza, cero empleo y cero emisiones de carbono.
Por su parte, Oscar Arias subrayó que la “Tierra se queja y reclama paz”, y remarcó la necesidad de terminar con la violencia para combatir la inseguridad alimentaria y el sufrimiento.
También señaló que las “fuerzas armadas son los mayores contaminantes del planeta”. “La ausencia de guerra no significa automáticamente la consolidación de la paz. No podemos decir que la gente vive en paz al término de un conflicto hasta que no erradiquemos las varias formas de violencia contra la Tierra”. Y precisó que la falta de atención médica y de alimentos son formas de violencia.
Arias llamó a renovar los esfuerzos para proteger el ambiente, buscar la resolución de los conflictos y consolidar la paz mediante el alcance y los recursos de la FAO. También apeló a que comunidad internacional ponga en práctica los valores fundamentales de la Agenda de Desarrollo para 2030, porque, reiteró, es imposible un desarrollo sostenible sin paz y no habrá paz sin desarrollo sostenible.
En cuanto a Tawakkol Karman, coincidió en la importancia de lograr los Objetivos de Desarrollo Sostenible y subrayó la necesidad de promover una globalización positiva y justa, en la que toda la humanidad pueda compartir los beneficios.
Pero alertó que estamos frente a los efectos negativos de la globalización que recaen de forma desproporcionada sobre las personas más pobres.
“Construir paz forma parte de la erradicación de la pobreza y de la concreción de la seguridad alimentaria, pero para lograrlo en cualquier país, debemos tener un objetivo en la mira: garantizar que todo el mundo goza de libertad, y no solo me refiero a la libertad de vivir sin miseria, sino también a la libertad política”, precisó Karman.
La justicia de transición, explicó, puede instalar la paz en una zona y en una comunidad que se repone de un conflicto y facilitar el camino hacia la paz. También insistió que para 2030 “tenemos que haber quitado el peso de la pobreza y del hambre”, un logro que solo será posible con compromiso, colaboración y movilización de todas las personas y de todos los gobiernos.
Por su parte, Betty Williams aprovechó para relatar su experiencia durante el pico de violencia entre católicos y protestas en Irlanda del Norte a principios de la década de los años 70.
Al principio solo deseaba mantener las puertas de su casa cerradas por la seguridad de su familia. Pero tras ser testigo de la muerte de tres niños en una calle de Belfast, el horror y la ira la empujaron a la acción, y relató cómo los esfuerzos de paz en su país procedieron de “personas extraordinariamente ordinarias”.
Como premio Nobel, Williams viajó a varios lugares de África, Afganistán, Nicaragua, Argentina y Chile, y explicó que no había visto ni conocido realmente el hambre hasta que estuvo en algunas de las comunidades más pobres del mundo, algunas de las cuales conoció en países ricos como Estados Unidos.
La devastación la impactó físicamente varias veces, pero decidió hacer algo al respecto porque, como declaró, “las lágrimas sin acción son un sentimiento desperdiciado”.
Tras enterarse de la posibilidad de la eliminación de desechos nucleares en Basilicata, una región del sur de Italia, Williams se desplazó hasta allí a defender la tierra junto a la población local. También creó una fundación que construye viviendas baratas y que no dañan el ambiente para refugiados.
Pero el foco de su labor humanitaria siempre será la protección de niños y niñas, como los que vio en Belfast y la impulsaron a la acción hace cuatro décadas. Williams terminó su presentación leyendo parte de la Declaración sobre los Derechos de los Niños, que representa los principios por los que luchará “hasta el día de mi muerte”.
Por último, Kofi Annan envió un mensaje de vídeo en el que destacó la conexión indisociable entre la seguridad alimentaria, la paz y el desarrollo sostenible. “Sé que podemos erradicar el hambre en una generación si podemos movilizar a la dirigencia política y la voluntad política”, aseguró.
Durante el debate posterior a las presentaciones, Yunus subrayó la necesidad de que el sistema bancario y una legislación coordinada sirvan a las personas más pobres. El actual modelo en que organizaciones no gubernamentales otorgan microcréditos no es sostenible, puntualizó, porque queda limitado a su disposición de fondos.
Los objetivos de la Alianza por la Seguridad Alimentaria y la Paz FAO-Premios Nobel de la Paz pueden parecer elevados, pero Yunus se mostró esperanzado y se definió como un “optimista compulsivo”; y a los jóvenes le dijo: “tienen el poder de cambiar el mundo entero por sus propios medios”.
Para terminar y en sintonía con Yunus, Williams dijo que todos debemos sentirnos optimistas al unirnos a la lucha por un desarrollo sostenible, antes de sugerirle que abrieran un banco destinado a las personas más pobres de Basilicata.
Y si esa reunión es un indicador del éxito que logrará esta fuerza de trabajo, el futuro parece prometedor.
Fuente: IPS

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