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Cualquier entidad del ramo en Europa es consciente de las considerables dificultades que entraña reformar inmuebles antiguos ajustándose a las ambiciosas metas que la Unión Europea se ha fijado en materia de eficiencia energética y reducción de las emisiones de CO2. La Comisión Europea calcula que el 40 % del consumo energético de la Unión Europea y el 36 % de sus emisiones de CO2 se debe a los edificios. Y aunque ya es posible construir edificios que tengan un balance energético neutro —de hecho, así deberán ser todos los inmuebles de nueva construcción a partir de 2020—, demoler todas las construcciones anteriores no es una opción realista desde el punto de vista económico, logístico y ni siquiera de conservación del patrimonio cultural.
Por tanto, la retroadaptación y la reforma serán opciones esenciales de cara a cumplir las metas marcadas por la UE, y por ello en 2009 la Comisión resolvió empezar por los edificios propiedad del Estado. Cada año, hasta 2030, los países de la UE tienen la obligación de reformar al menos el 3 % de la superficie total de los inmuebles que se encuentran ocupados por y en propiedad del Estado, y también de remitir un listado de medidas económicas con frecuencia trienal. Entretanto, las instituciones europeas preparan ya metas aún más rigurosas de cara a 2030 y 2050.
Este cambio comporta dos consecuencias fundamentales para la industria de la construcción. En primer lugar, aquellas empresas que se adapten con suficiente rapidez e innovación disfrutarán de una importante ventaja comercial. En segundo lugar, y en contraste, hay una necesidad acuciante de tecnologías y herramientas nuevas con las que determinar la opción idónea para cada situación.
Desde 2008, la Unión Europea viene invirtiendo grandes sumas para garantizar la prosperidad del sector dedicado a la retroadaptación y adaptación de edificios, primero a través de la asociación público-privada sobre edificios eficientes en materia de energía y después por medio de su sucesor dentro de Horizonte 2020.
Este Results Pack de CORDIS reúne algunos de los últimos adelantos logrados gracias a estos programas de financiación. Los proyectos se pueden clasificar en dos categorías. La primera categoría reúne herramientas y recursos destinados a ayudar a las entidades del sector y a los propietarios de inmuebles a la hora de tomar decisiones cruciales y articular estrategias para llevar a cabo sus obras de retroadaptación. La segunda recoge empeños orientados a desarrollar, ensayar y evaluar tecnologías y materiales de nueva creación.
Fuente: Cordis
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