lunes, 20 de junio de 2016
¿Por qué a los ingleses les gusta tanto el té?
Bien sea con leche, azúcar, limón o solo, resulta evidente que los británicos tienen una notoria debilidad por el té.
Hay algo en ese sabor claramente amargo que genera una devoción medida en cifras: en Reino Unido se consumen 60.000 millones de tazas anualmente, según reporta la Organización de Té e Infusiones.
Eso representa un promedio de 900 tazas por cada hombre, mujer o niño, aunque no cabe la menor duda que haya algunos británicos muy por encima de esa cifra.
Pero ¿por qué esta bebida tiene un sabor tan particular que seduce a los ingleses? ¿Y por qué es tan popular?
Para responder esa pregunta, vale la pena tratar de identificar qué produce el sabor del té.
El sabor de esta bebida está influenciado íntimamente por la manera cómo es cosechado, y por la cantidad de luz que recibe durante todo el proceso.
Las ramas del té -cuyo nombre en latín es Camellia sinesis- crece en terrazas abiertas en el trópico o subtrópico.
Sin embargo, si deseas una variante como el té verde, como el matcha, debes darle sombra a las hojas con redes y mantas.
Al recibir menos luz del sol las ramas producen más clorofila, y menos polifenoles, un tipo de molécula que le confiere al té ese singular sabor tan amargo.
Luego de arrancar las hojas de las ramas se ponen al sol para secarlas. Se dejan expuestas durante el tiempo necesario para producir el tipo de té que se busca.
Para el verde, las hojas van casi inmediatamente a una olla caliente (aunque pareciera que pudiera estar crudo, el té en cualquiera de sus presentaciones está previamente cocinado).
Mientras que para el té negro, que es la variante más popular (78% de todo el que se consume en el mundo), las hojas se dejan largo tiempo al sol antes de ser llevadas en la olla.
Detrás de todo este proceso de secado ocurre otro más natural, donde enzimas propias del té se encuentran arduamente trabajando para transformar moléculas en otras estructuras más complejas.
De esta forma en la medida que se extiende el secado, más tiempo tienen las enzimas para trabajar, transformando más moléculas en las hojas.
El más famoso de los circuitos químicos del té quizás sea la teaflavina, una maraña de anillos de carbono responsable de algunos de los colores rojizo de tés negros, así como de la astringencia. Por ejemplo, en el té verde hay muy poca teaflavina.
Más allá de los polifenelos hay otros componentes que están revolucionando el té cada vez más, aunque no se tenga certeza sobre el verdadero rol que juegan.
Dado el volumen de personas que toman té, cabría preguntarse si ofrece beneficios médicos.
Parece que las moléculas encontradas en el té pueden proteger células por un período corto, pero no hay evidencia contundente.
Lo que sí está demostrado es la presencia de estimulantes, como en el café. Muchos estudios académicos han encontrado que si el té estimula, se debe a un aminoácido llamado teanina.
De acuerdo con algunos experimentos, cuando alguien consume té y café se encuentra más alerta que cuando solo toma café.
La antropóloga Kate Fox escribió en su libro "Observando a los ingleses", que hay varios mensajes transmitidos cada vez que un británico prepara una taza de té.
Fox identificó que el té negro, de sabor más fuerte, es consumido por la clase trabajadora o baja. La bebida se hace más suave a medida que el consumidor se encuentra en escalas sociales más altas.
Por su parte, la leche y los edulcorantes tienen su propio código.
"Echarle azúcar al té es asumido por muchos como un indicador infalible de pertenecer a las clases bajas: incluso una cucharada es un poco sospechoso; más de una y eres clase media baja; más de dos y definitivamente eres de la clase baja", escribió.
Un caso distinto es si ingieres un humeante Lapsang Souchong sin azúcar o leche, ya que puede ser visto como una demostración de ansiedad para ser alguien clase media.
Fox comenta que en ese caso es evidente que la persona trata por todos los medios de hacer ver que se encuentra lejos del azucarado y blancuzco "te de obrero".
Y en cuanto al por qué los británicos tienen una fascinación por tomar bebidas hechas con hojas secas, hay motivos históricos que permiten explicarlo suficientemente.
Uno puede articular por ejemplo que tomar algo que se hace con agua hirviendo reduce las posibilidades de contraer un virus estomacal.
"En mi opinión, la elección de la comida tienen que ver con el ambiente de la persona, con su contexto", explicó un científico del área de la nutrición.
Las cosas que te gustan no necesariamente guardan relación con su calidad, sino que la persona desarrolla gustos por casi cualquier cosa.
La verdadera importancia de lo que comes y bebes puede que se deba a lo que te rodea, a tu cultura.
Para Fox, más allá de sus propiedades químicas, el té es un recurso infalible para cubrir momentos sociales tensas.
"Hacer el té es una actividad perfecta para evadir ciertas situaciones: cuando un inglés se siente incómodo o en una situación embarazosa socialmente, casi siempre comienza a preparar té".
Y de esta forma se arroja luz sobre uno de los principales usos de esta bebida, y por qué es tan popular en una cultura donde las tensiones por situaciones sociales tienden a encriptarse elegantemente en una taza de té.
Fuente: BBC MUNDO
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