Al menos nueve manatíes han muerto desde mayo pasado en el condado de Brevard, por la ingestión de un tipo de algas fibrosas que afecta a su dieta habitual de pasto marino.
EFEVERDE.- Al menos nueve manatíes han muerto desde mayo pasado en el condado de Brevard, en la costa este de Florida, por la ingestión de un tipo de algas fibrosas que afecta a su dieta habitual de pasto marino, informó hoy un medio local.
Pese a que la mayoría de los manatíes que pueblan la laguna de indian River, en el citado condado, no parecen verse afectados por este cambio de dieta, algunos se muestran vulnerables a los efectos de estas algas, recogió el diario Florida Today.
“Parece ser que el valor nutricional en sí mismo no es un problema (para los manatíes)”, dijo Martine deWit, biólogo del estatal Instituto de Investigación de la Pesca y la Fauna (FWC), quien sospecha que “hay una composición diferente de la dieta que hace que el animal sea susceptible a complicaciones”.
El análisis forense de los cuerpos de los manatíes muertos realizado por el Instituto de Investigación del FWC de St. Petersburg, en la costa oeste, reveló que sus estómagos estaban llenos sobre todo de algas, en lugar de hierbas marinas, su dieta básica.
Una toxina podría obstaculizar “su capacidad para subir a la superficie”
Los científicos creen que las muertes podrían deberse a una toxina determinada que afecta al sistema nervioso de los mamíferos marinos y “obstaculizan su capacidad para subir a la superficie”, lo que les causa la muerte por asfixia.
“Cualquiera que sea la causa que afecta a su intestino, produce una reacción en cadena en el cuerpo” de algunos manatíes, dijo deWit”, quien explicó que continúan las investigaciones para averiguar por qué la mayoría de los manatíes que comen estas algas sobreviven sin problemas y otros fallecen.
Las misteriosas muertes comenzaron a registrarse en Brevard a mediados de 2012, cuando murieron más de un centenar de ejemplares, quizá debido a que el exceso de algas sofoca el pasto marino.
En 2010, la Nova Southeastern University (NSU) utilizó un sensor acústico especial para estudiar las algas a la deriva de la laguna de Titusville hacia la ensenada de Sebastian.
Los científicos encontraron que las algas a la deriva se habían incrementado el 46 % en dos años, hasta alcanzar las 102 toneladas métricas en el área de estudio.
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