martes, 16 de agosto de 2016
Cuanto más vivan tus padres, más vivirás tú
Que uno viva más o menos depende de muchos factores, como el ambiente la genética o los hábitos. Pero que los padres vivan mucho también ayuda. Un estudio con casi 200.000 personas ha mostrado que cuanto más vivieron sus progenitores, más lo hicieron los hijos. De hecho, por cada año de vida extra, la incidencia de algunas enfermedades (pero no otras) se reduce.
Un grupo de investigadores de varios países siguieron la pista a 186.151 británicos. Cuando iniciaron el estudio, publicado en Journal of the American College of Cardiology, los más jóvenes tenían 55 años y los mayores, 73. En todos los casos sus dos padres ya habían fallecido. Les preguntaron qué edad tenían sus progenitores cuando murieron y los controlaron durante los ocho años siguientes.
Transcurrido ese tiempo, los investigadores han comprobado que la mortalidad de entre aquellos cuyos padres vivieron más allá de los 69 años es un 16,5% menor por cada década extra de vida de alguno de los padres. Aunque el tabaquismo, el abuso del alcohol, la obesidad o el sedentarismo también tiene su parte de responsabilidad, una vez controlados estos factores, la conexión entre padres e hijos longevos se mantenía.
"Se trata del mayor estudio que muestra que, cuánto más vivan tus padres, tendrás más probabilidades de llegar a los 60 y los 70 en buen estado", dice la investigadora en salud pública de la escuela de medicina de la Universidad de Exeter (Reino Unido) y principal autora del estudio, Janice Atkins.
Esta relación se repite a la inversa. "También hemos visto que los hijos de padres de vida más corta tienen un mayor riesgo de morir", añade en un correo. Atkins aclara enseguida que se trata de un estudio que muestra tendencias generales: "Si alguien se expone a los grandes factores de riesgo, esto pesará más en su salud que la edad a la que sus padres murieron", completa.
La investigación se adentra también en las enfermedades que más inciden a medida que se envejece. La práctica totalidad de afecciones relacionadas con el corazón aparece correlacionada con la edad que alcanzaron los padres. Por ejemplo, la hipercolesterolemia, la hipertensión el riesgo de infarto puede reducirse hasta un 20% si los dos padres o alguno de ellos llegaron hasta los 80 años o más.
En cuanto al cáncer, las correlaciones encontradas eran demasiado bajas para considerarlas significativas en la mayoría de los tipos. Pero sí encontraron una conexión entre el cáncer de pulmón y la longevidad de los padres. En otras enfermedades, como el asma o la anemia no vieron esa conexión. El trabajo, sin embargo, no estudia a fondo las enfermedades mentales asociadas con la edad. "También estudiamos la depresión, pero no encontramos una asociación entre el tiempo de vida de los padres y el riesgo de depresión en sus hijos", comenta la investigadora británica.
El profesor David Melzer, que dirige el programa de investigación de Atkins, dice en una nota: "No está claro por qué algunos mayores tienen problemas del corazón a los 60 mientras otros solo los desarrollan a los 90 o incuso más viejos. Evitar factores de riesgo bien conocidos como el tabaco es importante, pero nuestro estudio muestra que hay otros factores heredados de los padres que afectan al buen estado del corazón".
Junto a la herencia también intervienen elementos ambientales presentes en la familia donde uno crece. Anteriores investigaciones han mostrado que un mayor el nivel de estudios o de ingresos, la actividad física o la dieta ayudan a alargar la vida. Así que los hijos crecidos en ese ambiente también heredan esa mayor esperanza de vida.
Fuente: El Pais
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