lunes, 8 de agosto de 2016

En ocasiones, todo lo que necesitamos es una caricia

Una caricia es mucho más que un gesto, más que un roce de piel con piel. Acariciar es un tipo de lenguaje que nos aporta bienestar físico y emocional. Por decirlo de un modo más sencillo: acariciar nutre nuestra vida emocional y afectiva.
caricia
Hay quien no lo practica o quien, sencillamente, no se atreve. Tanto el hecho de no hacerlo como de no dar el paso a ofrecer este tipo de comunicación de las emociones, ocasiona, aunque nos parezca curioso, sufrimiento en ambas partes e importantes carencias.
Todos necesitamos una caricia al día. Es como respirar, es fortalecer el vínculo con los seres que amamos y que nos son significativos. Por ello, queremos que reflexiones sobre ello en nuestro espacio.

Una caricia es alimento para tu bienestar emocional

Todo ser vivo necesita el contacto físico de los seres que forman parte de su grupo, de su familia. Si tienes animales en casa, también habrás notado cómo agradecen tus caricias. Las buscan no solo como recompensa, sino como forma de comunicarse contigo.

Tanto los seres humanos como muchos grupos de animales en la naturaleza necesitan de esta unión con la cual conseguir diversos aspectos que les conferirán seguridad y fortaleza, además de pertenencia a un grupo determinado de individuos que consideran significativos.
Veámoslo con detalle.

Acariciar y ser acariciados nos ofrece reconocimiento

Buscar reconocimiento no es algo egoísta. Lo creas o no, el ser reconocido es una necesidad vital del ser humano. Si bien es cierto que es importante disponer de una buena autoestima y amor propio, no podemos dejar de lado el hecho de que somos seres sociales.
Por ello, el ser reconocidos es algo básico.
  • Todo niño, cuando llega al mundo, necesita de esos vínculos y de ese apego inicial basado en el reconocimiento.
  • Acariciar, abrazar y besar promueve la maduración del tejido neuronal del bebé: son estímulos cargados de emociones que le ofrecen seguridad y bienestar.
Toda emoción positiva es una invitación a crecer en felicidad.
  • En la madurez, las caricias siguen siendo parte indispensable en el día a día con nuestras parejas e hijos.
  • Una pareja que no se acaricia, que no busca el contacto físico más allá de los instantes de sexualidad, genera también carencias muy graves.
Todos necesitamos ser abrazados y acariciados sin que exista un motivo o un fin concreto.

Un gesto tiene más poder que las palabras

Hay días en que no basta con que nos digan que nos comprenden, que nos apoyan, que están con nosotros. A veces, nuestras relaciones caen en la rutina y se producen distanciamientos, o lo que es peor, “empezamos a dar muchas cosas por sentado”.
  • El cariño, ya sea entre las parejas o con nuestros hijos, jamás debe darse por sentado. Al contrario: debe demostrarse cada día y aún más en los instantes de dificultad.
  • En los momentos complicados las palabras no siempre son efectivas, y es entonces cuando cobran valor las caricias y, en especial, esos pequeños gestos del lenguaje no verbal que adquieren mayor impacto emocional.
  • Un “lo siento”, un “perdóname”, o un “estoy aquí para lo que necesites” también puede transmitirse con una caricia sincera, con un abrazo o una mirada cómplice capaz de ofrecer consuelo, amor y apoyo.

Tipos de caricias que debes conocer

No existe un único tipo de caricia. Desde la psicología transaccional se considera incluso que en nuestro día a día podemos ofrecer y recibir numerosas caricias negativas.
Veamos cuántos tipos de caricias existen:
  • Hay caricias que no necesitan del contacto físico: un cumplido, una alabanza, una palabra apropiada cuando más se necesita puede actuar con la misma fuerza que una caricia.
  • Las caricias negativas son aquellas que se ofrecen desde comportamientos tóxicos.
Hablarle a alguien con desprecio o ironía, el hecho de ignorar, de despreciar o de rebajar a la otra persona en público, se consideran desde el plano psicológico “como caricias negativas” que atacan nuestra autoestima.
  • Las caricias también nos pueden producir emociones positivas y negativas. Hay caricias que, más que seguridad, nos ofrecen frialdad o falsedad, y algo así también puede ser muy doloroso.
  • Las caricias deben ser genuinas y cargadas de sinceridad, algo que debe ser sentido por quien las da y quien las recibe.
  • También existen caricias condicionales e incondicionales.
    • Con condicionales nos referimos a que alguien puede mostrar cariño a través de estos gestos porque espera algo a cambio.
    • Las caricias incondicionales se ofrecen con libertad y sin esperar nada a cambio. Es un gesto auténtico de reconocimiento y afecto.
Los expertos en materia emocional nos dicen que las personas necesitamos de este tipo de lenguaje para nuestro bienestar físico y psicológico. Ahora bien, hemos de tener en cuenta que estos gestos solo nos serán significativos si vienen de personas que queremos de verdad.

No dudes en practicar ese ejercicio tan beneficioso con tus hijos y tu pareja. Una caricia cómplice cuando menos se espera tiene la fuerza de un universo entero, alivia el estrés y refuerza el vínculo.
Practícalo, y disfruta de este lenguaje.

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